El derribo del vuelo de Malaysia Airlines ha conmocionado a la población holandesa, país de donde partió el avión, y de donde son la gran mayoría de las víctimas, 154, según informó ayer en rueda de prensa Huib Gorter, vicepresidente en Europa de la compañía aérea. Gorter dijo que entre los fallecidos hay también 27 australianos, 23 malasios y 11 indonesios, además de británicos, alemanes, belgas, filipinos y canadienses, de un total de 283 viajeros, además de las 15 personas que formaban parte de la tripulación.

En Madrid, el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación avanzó a media tarde no tener constancia de que en el vuelo de Malaysia Airlines hubiera ningún español entre los de viajeros.

Durante las primeras horas hubo confusión respecto a las nacionalidades de las víctimas. Algunas fuentes hablaron de 23 estadounidenses y 35 holandeses. Horas después la cifra de éstos últimos se multiplicó por más de cuatro. Lo había advertido el ministro de Justicia, Ivo Opstelten, cuando a media tarde dijo a la televisión de su país que «había muchos holandeses a bordo». El Gobierno de París señaló, por su lado, que «como mínimo» entre los fallecidos había cuatro franceses, aunque más tarde dijo que no podía confirmar que hubieran personas de esta nacionalidad viajando en el avión.

Equipos de emergencia

En Ámsterdam, las autoridades desplazaron poco después de conocer la tragedia a varios equipos de emergencia al aeropuerto de Schiphol, de donde despegó el vuelo, para atender a los familiares de las víctimas holandesas.

La agencia de prensa AFP señaló que los familiares de los pasajeros se concentraron en un restaurante del aeropuerto «protegidos» por las fuerzas de seguridad. La policía evitó que los numerosos medios de comunicación se acercaran a los familiares.

Los testigos citados por las agencias rusas y ucranianas explicaron que encontraron en el lugar donde se precipitó el avión, cerca del pueblo de Grabovo, un panorama dantesco, con decenas de cadáveres mutilados por todas partes y esparcidos entre los restos del fuselaje y de maletas y demás bolsas de mano.

Había partes del aparato en llamas y un fuerte olor a queroseno. Según las misma fuentes, varias personas resultaron dañadas en tierra, ya que sus casas fueron alcanzadas por los restos del avión.

«No es agradable de ver», advirtió un miliciano separatista mientras caminaba por los campos donde quedaron esparcidos los restos del avión. En medio de un campo de trigo, cerca de un camino rural, estaba parte de la cola del avión, con los colores de la aerolínea.

Partes de fuselaje

Algunos vecinos del lugar explicaron que el avión se desintegró en el aire y que había partes del fuselaje en un radio de hasta 15 kilómetros. «Debió de ser sobre las cuatro de la tarde. Escuché un ruido enorme y que el suelo se movía como en un terremoto», explicó a AFP Katia, un vecino de la zona de 62 años.

«Yo me escondí en el sótano de mi casa con mi niño pequeño», afirmó, por su lado, Natalia, de 36 años. Su marido, Alexander, recuerda que cuando escucharon la primera explosión el avión estaba todavía en el aire y que después se desintegró. «¿Cree usted que esta pobre gente entendía lo que está pasando en esta guerra en Ucrania?», preguntó Natalia. «Como nosotros, no entendían nada».

Los primeros equipos de rescate llegaron 20 minutos después de producirse la tragedia y sin esperanzas de encontrar supervivientes. «No sé como se podía pensar en encontrar gente con vida», dijo un miliciano prorruso.

«Las imágenes que he visto son horribles», afirmó el ministro de Justicia Opstelten refiriéndose a las imágenes transmitidas por las televisiones holandesas. Algunas de ellas mostraron pasaportes de ciudadanos holandeses entre los escombros, entre ellos de niños, que se supone que viajaban con sus familias de vacaciones.

Ayer por la tarde había otro vuelo programado para viajar a Kuala Lumpur desde el aeropuerto de Schiphol. «Yo tomaré el avión», dijo la pasajera Asri Strankina. «Estoy segura que las compañías aéreas han tomado todas las precauciones necesarias», añadió.