España ordenó ayer la «retirada temporal» de la fragata española Méndez Núñez del grupo de combate encabezado por el portaviones de EEUU USS Abraham Lincoln ante la escalada de tensión entre EEUU e Irán a la que ya ha manifestado su rechazo la Unión Europea. La ministra de Defensa en funciones, Margarita Robles, evitó en Burselas hacer una valoración política de la decisión y trató de circunscribir la «retirada temporal» a una decisión de carácter «técnico» y «militar». Robles recordó que el acuerdo con Washigton era exclusivamente para celebrar el V aniversario de la primera vuelta al mundo. La decisión de Donald Trump de enviar la flota hacia el golfo Pérsico, considera el Ejecutivo, constituye una «nueva misión» que trasciende y se desvía de lo acordado.

«El Gobierno americano ha tomado una decisión. La respetamos y cuando se vuelva a lo previsto en el acuerdo, volveremos con absoluta normalidad. No hay que darle más importancia», señaló la titular de Defensa. Robles se negó a vincular la decisión a un análisis político de la política de Trump y quiso subrayar que la retirada española hay que leerla dentro de la «normalidad». «España siempre va a actuar como socio serio y fiable de la UE y la OTAN», dijo.

Por su parte, el ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, aseguró que el Gobierno ha analizado todas las consecuencias que implica la orden de retirar la fragata pero no quiso dar mayores explicaciones. «Prefiero no entrar en arenas movedizas», justificó, añadiendo que es «una situacion complicada»

Robles sí descartó que la decisión española pueda abrir nuevas fisuras en las relaciones con Estados Unidos. «No se lo pueden tomar de ninguna manera porque ya estaba previsto. Se llegó a un acuerdo hace dos años en el que se previeron muchas circunstancias. Es una misión que ha decidido el Gobierno de Estados Unidos. Nosotros no tenemos nada que decir. No es un problema de gobierno a gobierno. Es un problema técnico, militar» insistió.

La flota cruzará el Golfo Pérsico ya sin el buque español. De momento, la fragata Méndez Núñez está en el puerto de Bombai. La intención del Gobierno es completar la misión prevista en el pacto bilateral pero no si no termina reincorporándose «se incorporará a la operación Atalanta» de lucha contra la piratería en el océano Índico.

Según informó la Armada, la Méndez Núñez (F-104) salió de El Ferrol rumbo a la costa este de Estados Unidos para la realización de los ejercicios necesarios para lograr la certificación del adiestramiento conjunto del CSG-12, grupo de combate cuyo buque insignia el portaaviones nuclear USS Abraham Lincoln. El objetivo de los ejercicios era «lograr una completa integración como uno de los escoltas del portaaviones americano», informó la Armada.

SEIS MESES

Tras finalizar los ejercicios, el pasado mes de abril la fragata se incorporó al grupo de combate para el despliegue previsto para los siguientes meses con el objetivo de «incrementar el nivel de interoperabilidad entre la US Navy y la Armada española». Comenzaba así una misión de seis meses de duración que debería llevar a la Méndez Núñez a surcar el Mediterráneo, el mar Rojo, Golfo Pérsico, océano Índico, mar de la China y océano Pacífico, en una circunnavegación del globo que completaría regresando a España por el canal de Panamá.

En aquella ocasión, la Armada subrayó que «la fragata Méndez Núñez llevará a cabo operaciones navales en diversas partes del globo para contribuir a la paz y seguridad mundiales, así como para proteger los valores de la libertad y la democracia de la sociedad en que vivimos».