El Instituto Regional Franklin de Murrysville, unos 30 kilómetros al este de Pittsburgh (Pensilvania), carece de detectores de metales y tenía reputación de ser una escuela relativamente segura. Hasta hoy. Alrededor de las 7.15 de la mañana, antes de que dieran comienzo las clases, un estudiante ha apuñalado a 20 personas en el centro escolar, la mayoría estudiantes de entre 14 y 17 años. Al menos cuatro se encuentran en estado grave y han sido trasladados en helicóptero a hospitales locales. El portavoz de seguridad pública del condado, Dan Stevens, ha informado de que el estudiante sospechoso de la agresión está bajo custodia y está siendo interrogado por detectives del condado y policías locales, aunque de momento se desconocen los motivos de su agresión. Stevens también ha dicho que el joven fue aplacado por el director adjunto del centro, Sam King.

Según el relato del Pittsburgh Post Gazette, el estudiante atacó a sus compañeros en varias aulas de la primera planta y en los pasillos. El hecho de que no hubieran empezado aún las clases impidió aplicar todas las medidas de preparación ante incidentes, como el encierro en las aulas. “Antes de que empiecen las clases es difícil asegurar completamente el edificio”, le ha explicado al diario la directora del distrito escolar, Roberta Cook, que ha reconocido también que la mayoría de los entrenamientos en el distrito se centran en cómo actuar ante alguien que usa armas de fuego, no blancas. En el último informe estatal sobre seguridad en las escuelas aparecían 17 incidentes en el instituto al sur de Pittsburgh pero en ninguno de ellos se usaron armas. No había habido arrestos ni incidentes que motivaran intervención policial y lo más comunes fueron peleas (ocho en el anterior curso escolar).