La reunión, el lunes, de Donald Trump y Mike Pence con líderes negros de universidades de EEUU en el Despacho Oval se ha visto eclipsada por una fotografía del acto en el que aparece la consejera del presidente, la controvertida Kellyanne Conway, arrodillada sobre un sofá, cual si estuviera en el salón de su casa. La imagen ha provocado estupor y todo tipo de críticas en las redes sociales.

Rompiendo con cualquier norma de protocolo o con cualquier principio básico de buena educación, Conway aparece en la serie de fotografías tomadas por el fotógrafo Brendan Smialowski, de la agencia AFP, sentada sobre sus rodillas, sin siquiera quitarse loszapatos, observando como el presidente y sus invitados posan para la toto oficial. Ella misma se anima a tomar fotos con su teléfono móvil.

En Twitter, donde la imagen ya se ha viralizado --este martes por la mañana la imagen de AFP ya tenía más de 1.800 retuits--, se ha criticado la "falta de respeto" que muestra la consejera de Trump. "Está en consonancia con el nivel general de falta de respeto que ha demostrado el equipo de Trump", resume Kaivan Shroff, estudiante de la Universidad de Yale.

Los educadores afroamericanos más respetados del país se reúnen en la Casa Blanca y Kellyanne Conway no es capaz de mostrar la cortesía más elemental", sostiene la periodista Rachel Vorona Cote en la web Jezebel, donde se pregunta si "¿al menos te quitaste los zapatos, Kellyanne?". La respuesta es que no, no se quitó los zapatos.

El editorialista de 'The Wall Stret Journal' Bret Stephens ha lanzado una puya a los republicanos al plantear que si los consejeros de Barack Obama "se hubieran sentado así en el Despacho Oval, los conservadores hubieran estado rasgándose las vestiduras durante semanas".

Incluso se han abierto encuestas sobre qué opinan los internautas del asunto. Ganan por mayoría los que opinan que Conway es muy poco respetuosa.

Y hay quien, como Rex Huppke, columnista del 'Chicago Tribune', pone el dedo en la llaga y se pregunta por qué nadie le dijo a Conway que esa no era manera de sentarse en un acto oficial.

No es la primera polémica que protagoniza Conway, creadora del eufemismo "hechos alternativos", término con el que el equipo de Trump se refiere a sus propias y particulares versiones de los hechos. Hace apenas unos días, el 7 de febrero, la asesora de Trump se inventó una masacre terrorista inexistente, la de Bowling Green.

No solo se ha excedido en esa manera de manipular la realidad, sino que también ha pasado por encima de las mínimas normas éticas alinstar a la población a comprar la ropa y accesorios que vende la hija de Trump, Ivanka. Le llovieron críticas por violar la ley federal que regula el comportamiento y los comentarios de los funcionarios públicos.