El Parlamento Europeo acordó ayer denunciar ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea la cesión de los datos personales de los pasajeros aéreos a las autoridades norteamericanas. La mayoría de los eurodiputados consideran que el acuerdo pactado por la Comisión Europea con el Gobierno de Estados Unidos viola las leyes comunitarias de protección de los datos privados y carece de las garantías mínimas de control sobre el uso de esa información.

La decisión fue adoptada en medio de tensas discusiones por 276 votos a favor, 260 en contra y 13 abstenciones, pese a los denodados esfuerzos de la Comisión Europea y del grupo popular para impedirlo.

El acuerdo, que ya se está aplicando, permite a las autoridades norteamericanas obtener hasta 34 datos personales diferentes de los pasajeros transatlánticos directamente de las compañías aéreas, entre los que figuran la dirección, el teléfono, el número de la tarjeta de crédito, su dirección electrónica y las personas que lo acompañan.

CRISPACION EN EL DEBATE La tensión y la crispación dominaron ayer los debates en un durísimo enfrentamiento del grupo popular contra los demás principales grupos de la Eurocámara: socialistas, liberales, verdes e izquierda europea. Primero, fue por la cesión de los datos personales a Estados Unidos, donde el grupo popular defendió la validez del acuerdo en aras de la lucha contra el terrorismo. Los otros grupos, por el contrario, argumentaron que no se puede combatir el terrorismo a costa de los derechos y las libertades de los ciudadanos.

La tensión llegó al máximo cuando se abordó el informe que denuncia la manipulación informativa de TVE tras los atentados del 11 de marzo y el dominio sobre los medios de comunicación en Italia que ejerce el primer ministro, Silvio Berlusconi.

Los socialistas, liberales, verdes e izquierda unitaria denunciaron las prácticas de filibusterismo parlamentario del grupo popular, que con 338 enmiendas pretendía forzar más de 1.200 votaciones distintas sobre palabras, frases y párrafos separados del informe, para hacer imposible su aprobación.

DECISION FINAL El presidente de la Eurocámara, Pat Cox, haciendo uso de la potestad que le confiere el reglamento, sometió a votación el informe original y prescindió de las enmiendas obstruccionistas de los populares y de las formaciones conservadoras. Esa iniciativa fue respaldada por 294 eurodiputados, 214 votaron en contra y 15 se abstuvieron.

En el calor del debate y ante los gritos de los conservadores, el líder del grupo socialista, Enrique Barón, le espetó a uno de ellos: "¡Calla, desgraciado!". En otro momento, Barón espetó: "Pido a los jabalís que andan sueltos que tengan tranquilidad".

Los ataques del grupo popular alcanzaron incluso al servicio de prensa de la Eurocámara, al que denunciaron ante Cox por el resumen del informe que había incluido en la guía de la sesión.