El aplazamiento de la votación del acuerdo de salida del Reino que estaba prevista para este martes puede ser el acto final para Theresa May, antes de salir de escena. Mientras la primera ministra pide ayuda por las capitales europeas para solventar los problemas con sus propios diputados, en el Parlamento se ha desatado la furia por la forma en que desconvocó el que debía ser uno de los decisivos momentos en la historia reciente del Reino Unido.

May habría informado de la cancelación a varios líderes europeos con los que contacto durante el fin de semana, antes que a los miembros de su propio Gabinete. La impresión generalizada es con el retraso solo trata de salvar su propia posición. El nuevo voto del acuerdo, según confirmaron sus portavoces, tendrá lugar antes del 21 de enero.

Las 48 cartas

En otra jornada turbulenta en Westminster, retornaron de golpe y con nueva intensidad los rumores de una posible moción contra May por parte de los conservadores euroescépticos, que estarían cerca de poder alcanzar las 48 cartas necesarias para abrir el proceso de desbancarla y nombrar un nuevo líder. Si esto ocurriera. May también debería renunciar al cargo de primera ministra. Graham Brady, presidente del Comité 1922, es el encargado de recibir las cartas y anunciar el desafío de los rebeldes, si llega a consumarse.

Uno de los más prominentes euroescépticos, el exlíder del partido Ian Duncan Smith cree que "el ambiente ha cambiado" con respecto a May. "He detectado en las últimas 24 horas que la gente ha llegado a la conclusión de que no va a funcionar y gente que no había presentado la carta, ahora está diciendo abiertamente que lo ha hecho", declaró a la cadena de televisión ITV. Otro diputado desde el anonimato confirmó que algunos colegas que se habían resistido a presentar la carta contra May han cambiado de parecer y, según dijo, "no se trata de los de siempre".

Presiones a Corbyn

La amenaza de los rebeldes conservadores no es la única. El líder laborista, Jeremy Corbyn, recibió presiones de todo el resto de los partidos de la oposición y de números diputados de su propia formación para que presente una moción contra el Gobierno. Corbyn respondió que necesita, "hacer las cosas en el momento apropiado". Su resistencia está justificada. Sabe que no ganaría la apuesta, dado que los unionistas han anunciado que votarían en contra, junto a los conservadores.

Corbyn, sacó adelante una moción en la Cámara de los Comunes y se debatió la forma en que se produjo la cancelación de la votación del acuerdo y las razones que llevaron a May a ello. Una vez más los ataques contra la decisión llegaron de todos los grupos. Corbyn pidió a May que "admita que el acuerdo está muerto" y se preguntó "Qué está haciendo en Europa?", cuando ni siquiera "busca negociar", y solo va corriendo detrás de "buenas palabras".