El escándalo del espionaje a la ONU se amplificó ayer con las denuncias de los exinspectores de la organización en Irak Richard Butler y Hans Blix de que también ellos fueron espiados, y el reconocimiento del exsecretario general Butros Butros-Ghali de que este asunto viene de años, a pesar de ser ilegal. "Esto no es nada nuevo, es la realidad", confirmó Butros-Ghali, predecesor del actual secretario general, Kofi Annan, cuyas conversaciones en los días previos a la guerra de Irak fueron espiadas por los servicios secretos británicos, según sostuvo el jueves una exministra del Gobierno de Tony Blair.

Los pasillos del palacio de cristal de la ONU, a orillas del río Este en Nueva York, eran ayer un hervidero de comentarios. Sin embargo, en Washington, la Administración de George Bush dio la callada por respuesta a la pregunta de si también Estados Unidos ha espiado a otros países en las Naciones Unidas. "No hablamos de temas de seguridad nacional", dijo el portavoz de la Casa Blanca, Scott McClellan, horas después de que el secretario de Estado, Colin Powell, esgrimiera el mismo argumento. Blair también rechazó por segundo día consecutivo comentar las afirmaciones de su exministra Clare Short.

No obstante, durante las difíciles discusiones en la ONU que precedieron a la guerra de Irak el año pasado, seis países del Consejo de Seguridad (Chile, Angola, Camerún, México, Guinea y Pakistán) denunciaron estar siendo espiados por la Agencia Nacional de Seguridad de EEUU. Washington necesitaba los votos de estos países para que la ONU autorizase el ataque, algo que no logró.

Las paredes del despacho de Kofi Annan no son las únicas que oyen. Richard Butler también denunció ayer que le espiaron mientras ejerció sus funciones, entre 1997 y 1999. "Llegamos a una situación en que era absurdo pensar que podíamos mantener una conversación seria en nuestra oficina", declaró a la emisora australiana de radio ABC. Con humor, explicó que tuvo que abordar sus conversaciones más delicadas paseando por Central Park.

Hans Blix, su sucesor, experimentó un trato parecido. "Cada vez que entraba en Irak, su teléfono el de Blix era pinchado y las grabaciones de sus conversaciones se entregaban a EEUU, Australia, Canadá, Gran Bretaña e, incluso, Nueva Zelanda", aseguró la radio australiana.

SIN SORPRESAS Aunque Annan evitó todo comentario sobre el espionaje, Butros-Ghali se sinceró ante la emisora de radio británica BBC. "Esto no me ha sorprendido, porque el primer día que entré en mi oficina me dijeron que tuviera cuidado, porque estaba sometida a escuchas, lo mismo que mi residencia oficial".

"Todo el mundo espía a todo el mundo", confirmó el jueves el embajador de España ante la ONU, Inocencio Arias, mientras que su colega del Consejo de Seguridad, el embajador ruso Sergei Lavrov, comentó irónicamente que las escuchas sufridas por Annan "confirman que el espionaje británico, al menos técnicamente, es muy profesional".

El portavoz de la ONU, Fred Eckhard, exigió el fin inmediato del espionaje sobre la organización, cuya sede "es inviolable", según la Convención de 1946 sobre Privilegios e Inmunidad de la ONU.