Entre el 2008 y el 2018 ningún inmigrante menor de edad había fallecido en custodia de las autoridades de Estados Unidos tras cruzar sin papeles desde México la frontera, solo o acompañado. En los últimos seis meses, en cambio, son ya cinco los menores muertos bajo esa tutela, tres de ellos desde el 30 de abril. El último es un adolescente de 16 años que murió el lunes por causas que no se han hecho públicas en un centro de detención en el sur de Tejas y cuya muerte intensifica el escrutinio de las condiciones en que la Administración de Donald Trump está manteniendo y tratando a los menores detenidos.

La Patrulla de Fronteras y Aduanas (CBP por sus siglas en inglés) anunció el fallecimiento de Carlos Gregorio Hernández Vázquez, que como los otros cuatro menores fallecidos desde diciembre había emigrado desde Guatemala. Según la información oficial, el adolescente cruzó la frontera con un grupo de unas 70 personas y fue detenido el día 13 cerca de la localidad texana de Hidalgo. Se le mantuvo retenido en instalaciones de CBP en McAllen. El domingo 19 informó de que no se encontraba bien y personal de enfermería le diagnosticó una gripe, para la que se le medicó. Fue trasladado a otra estación de CBP en Weslaco, también en Tejas, y el lunes, una hora después de que se le realizara una revisión, fue hallado sin vida.

Tanto el FBI como el Departamento de Seguridad Nacional, la CBP y la policía de Weslaco han abierto una investigación en un caso con muchas incógnitas. Nadie ha explicado por qué el adolescente no fue trasladado a un hospital. O por qué no se reubicó al joven en un refugio para jóvenes del Departamento de Sanidad en las 72 horas siguientes a su detención.