La familia del civil estadounidense Nick Berg, decapitado en Irak, arremetió ayer contra el Gobierno de Washington por no haberle ayudado después de que el joven de 26 años estuviera detenido dos semanas por la policía iraquí, que oficialmente está bajo autoridad de Estados Unidos.

Berg, propietario de una empresa especializada en instalar antenas de comunicación, explicó a sus padres el 6 de abril que había estado detenido por la policía de Mosul desde el 24 de marzo. Los padres consideran que, en ese momento, el Departamento de Defensa debería haber puesto los medios para sacar a su hijo del país árabe.