Fue la primera vez que se vieron en más de 60 años y presumiblemente la última. Docenas de ancianos surcoreanos cruzaron ayer la frontera para encontrarse con los familiares que la guerra alejó. El centenar de ancianos estuvo acompañado por un equipo médico de treinta personas hasta el complejo turístico del monte Kumgang. Allí estarán los próximos tres días con sus familiares. Las conversaciones estarán supervisadas por agentes norcoreanos para impedir cualquier matiz político.

Algunos ancianos desvelaron su regusto amargo por las loas de sus familiares norcoreanos a sus líderes. Desde el sur acudieron con útiles para la vida diaria como pasta de dientes o abrigos para el invierno. Seúl les recomendó evitar el dinero, por el riesgo de que acabe en las arcas de Pionyang,

Los primeros reencuentros de los últimos tres años fueron pactados en abril en la histórica cumbre presidencial de Panmunjon entre Moon Jae-in y Kim Jong-un. Las tensiones habían forzado su cancelación desde el 2015. Corea del Norte sacrifica las reuniones si hay borrasca política. La veintena de reuniones celebradas desde el 2000 han permitido verse en persona a 20.000 familiares y a otros 3.700 por videoconferencia.