La Justicia de EEUU suspendió de forma indefinida la ejecución prevista para este miércoles en Nevada de Scott Dozier después de que la empresa farmacéutica Alvogen interpusiera un recurso para que no se utilicen sus drogas en la inyección letal.

Dozier, de 47 años y condenado por dos asesinatos, había pedido ser ejecutado tras renunciar a su proceso de apelaciones. Nevada tenía previsto ejecutarlo con una combinación de tres fármacos, entre ellos el sedante Midazolam, producido por Alvogen.

La compañía farmacéutica presentó el martes un recurso que la Justicia aceptó para impedir a Nevada el uso de su producto, alegando que ese estado lo había sido obtenido de forma engañosa tras su negativa a proporcionarlo.

Según Alvogen, el Departamento Correccional de Nevada (encargado de la política carcelaria) hizo el pedido de Midazolam a través de una farmacia en Las Vegas, lo que le permitió esquivar el veto de la empresa.

Las empresas farmacéuticas estadounidenses se han opuesto en la última década al uso de sus fármacos en inyecciones letales, provocando un descenso de las ejecuciones por falta de componentes.

Pese a esa oposición, esta solo es la segunda vez que una empresa farmacéutica recurrió a la Justicia para frenar una ejecución. La primera, en Arkansas, no lo consiguió.

La jueza que aceptó temporalmente el recurso de Alvogen, Elizabeth Gonzalez, programó una nueva audiencia para septiembre.

Condenado a muerte en el 2007

Dozier fue condenado a muerte en el 2007 por el asesinato cinco años antes en un motel de Las Vegas de Jeremiah Miller, un fabricante de metanfetamina al que robó 12.000 dólares con los que la víctima pretendía adquirir materiales para la droga.

Las autoridades hallaron días después el torso mutilado de Miller dentro de una maleta en las basuras de un complejo de apartamentos, pero sus brazos, piernas y cabeza nunca se recuperaron.

Dozier ya había sido condenado a 22 años de cárcel en Arizona por un asesinato en el 2001 de un hombre cuyo cuerpo metió en un contenedor de plástico que arrojó al desierto.

Desde que el Tribunal Supremo de EEUU restituyó la pena de muerte en 1976, Nevada ha ejecutado a 12 presos, la mayoría voluntarios y el último de ellos en el 2006.