"Argentina no merece semejante extorsión", dijo anoche la presidenta Cristina Fernández de Kirchner después de que el Tribunal Supremo de Estados Unidos ratificara un fallo de primera y segunda instancias que le ordena a este país pagar 1330 millones de dólares (960 millones de euros) a un grupo de fondos especulativos. Argentina debería pagar antes de seguir cancelando sus obligaciones con los acreedores que, en el 2005 y el 2010, aceptaron la reestructuración de sus deudas. El país quedó al borde de la suspensión de pagos.

Fernández de Kirchner habló por cadena nacional para condenar un dictamen que, dijo, afecta al "sistema económico y financiero global". La posición de la máxima autoridad judicial de EEUU no tuvo en cuenta el reclamo de Gobiernos como los de Francia, México y Brasil, así como de "más de 100 parlamentarios británicos", en apoyo a la postura argentina.

El fallo, conocido en la mañana del lunes, provocó un tembladeral. La bolsa de la ciudad de Buenos Aires y los bonos argentinos se despolomaron. "Espero que todos reflexionen". La presidenta dijo haber instruido a sus colaboradores para realizar los pagos comprometidos a fin de mes con el 92%. "Argentina no va a defaultear (entrar en suspensión de pagos) su deuda reestructurada". Fernández de Kirchner dijo que si el país pagara conforme lo dictaminó en 2012 el juez de Nueva York Thomas Griesa, otro 7% de quienes no aceptaron ninguna de las restructuraciones previas "estaría en condiciones de reclamar otros 15.000 millones de dólares, más de la mitad de las reservas del Banco Central, cosa que es absurda". Si esto sucediera, añadió, "dejaría abierta la posibilidad de que todos los acreedores encuentren otro juez que también les dé la razón y las operaciones del 2005 y el 2010 se cayeran como un castillo de naipes, y con ellas Argentina". El Gobierno, remarcó, "cumplirá sus obligaciones" y está "dispuesto a reabrir el canje de la deuda externa a los acreedores" que no participaron de las negociaciones de 2005 y 2010.

No es una sorpresa

La presidenta aseguró no haberse sorprendido por el fallo del supremo de EEUU. A su criterio, "no se trata de una disputa jurídica ni legal sino (de la discusión) de un modelo de negocios, que si prospera va a producir tragedias inimaginables, en las que ya no será necesario explotar a nadie sino contar con Gobiernos dispuestos a negociar comisiones desorbitantes".

El dictamen tiene un alto impacto global porque puede sentar sentar un precedente capaz de afectar todas las renegociaciones de deudas soberanas futuras. Bastará que un solo acreedor no acepte una propuesta de reestructuración para dejar el conflicto abierto. NML, Aurelius, Blue Angel, entre otros, habían comprado papeles de la deuda a precios basura y exigían una compensación total. Fernández de Kirchner dijo que buscan obtener ganancias del 1608%.

Técnicamente, Argentina tiene una instancia de apelación, conocida como "rehearing", pero los especialistas consideran que el país tiene posibilidades mínimas de revertir el curso de los hechos. La última vez que el máximo tribunal aceptó ese recurso formal tuvo lugar hace 15 años. El plazo que tiene el país para pedirlo es de 25 días.

Según el diario 'La Nación', repudiar el dictamen o pagar todo con reservas serían dos alternativas catastróficas para el país. "Parece más sensato pensar en que habrá una negociación. Era imposible, como insistió contra toda razonabilidad el Gobierno, repudiar la deuda", añadió.

El Papa

En este contexto, el papa Francisco dijo ayer que es imposible "seguir tolerando por largo tiempo que los mercados financieros gobiernen la suerte de los pueblos" en vez de "servir a las necesidades" de las personas. Al participar en un simposio organizado por el Consejo para la Justicia y la Paz, el pontífice argentino dijo que "es urgente que los gobiernos de todo el mundo se comprometan a desarrollar un cuadro internacional en condiciones de promover el mercado de la inversión de alto impacto social, de modo de contrastar la economía de la exclusión y del descarte".