Las risas de decenas de niños de primaria uniformados resuenan en el patio del colegio Al Hasan de Jerusalén este, la parte de la ciudad que según el derecho internacional corresponde a los palestinos, pero está ocupada por Israel desde 1967. Las peripecias de dos payasos provocan carcajadas hasta en los profesores. Cuando se acaba el espectáculo, los pequeños se lanzan sobre los clowns para abrazarlos o pedirles que los suban a sus espaldas.

La actuación se enmarca en la quinta edición del Festiclown, el festival de circo que el colectivo gallego Pallasos en Rebeldía ha celebrado en Palestina entre el 17 y el 30 de septiembre. "Ha habido momentos únicos, actuaciones en colegios y conciertos en campos de refugiados que se han acabado convirtiendo en una fiesta, con público infantil que tomaba el escenario. He visto en la mirada de niños y niñas que les hemos cambiado la vida”, explica a EL PERIÓDICO el alma de Pallasos en Rebeldía, Iván Prado.

"El grupo nació en Palestina cuando entendimos que no solamente había que venir a actuar sino también a denunciar", dice Prado en referencia a la ocupación israelí y las violaciones de derechos humanos. La expedición de este año de Pallasos en Rebeldía a Palestina estaba integrada por 46 personas -del Estado español, Portugal, Argentina y Uruguay-, entre ellas el elenco artístico circense, la banda musical valenciana Zoo y jóvenes voluntarios de la localidad de Rivas Vaciamadrid.

Payasos y músicos -juntos o por separado- han actuado en Ramala, Hebrón, Nablus, campos de refugiados como el de Aida (Belén) y Jerusalén este. Además, tres clowns han podido llevar las risas a Gaza, donde Prado no había regresado desde el 2003.

"Me dedico solo a ser payaso desde ese momento, cuando actuando en Gaza, en la zona de Erez (junto al límite con Israel), empezaron a bombardear el campo de refugiados donde estábamos, actuábamos en un colegio de la UNRWA (Agencia de la ONU para los Refugiados de Palestina) y los niños no se fueron, se pusieron a cantar y a aplaudir, mientras nosotros estábamos asustados en un cuarto", recuerda el payaso.

Quince años después, Prado ha llevado a la franja un espectáculo de clowns y magia que han podido ver los más pequeños en un centro cultural, dos colegios y un hospital. Entre los lugares donde han actuado los payasos se encuentra el barrio de Shujahiya, de la ciudad de Gaza, arrasado en la ofensiva israelí del 2014. Además, Prado ha dado un taller en la escuela de circo de la franja.

VÍNCULOS

"La reacción de los niños ha sido extraordinaria, unos han venido a agradecernos el show de palabra, otros a abrazarnos y a bailar con nosotros. Y he vivido mi primera experiencia como clown de hospital, ha habido un vínculo extraordinario con el personal sanitario y ha sido muy hermoso ver cómo los familiares agradecían la respuesta de los niños. Algunos encamados o que reciben tratamiento han reaccionado de forma espectacular y esto ha dejado una profunda huella en mi", señala Prado.

En esta edición del Festiclown se han establecido vínculos entre los miembros de la banda Zoo y músicos palestinos y en muchas actuaciones ha habido presencia palestina. “Han surgido proyectos como hacer un disco entre grupos de los Països Catalans y Palestina en un futuro viaje y vamos a intentar llevar músicos palestinos a festivales al Estado español”, comenta Prado.

VOLUNTARIADO

El Festiclown y Pallasos en Rebeldía quieren desarrollar una relación más profunda con los palestinos y, además de seguir actuando en Palestina, tienen la intención de crear proyectos "que dejen algo más que una semilla". Una de las ideas es crear una escuela de circo a base de voluntariado internacional en un campo de refugiados. En Palestina, además de la escuela de circo de Gaza están las de Birzeit (antes en Ramala) y Nablus, que han crecido mucho en los últimos años. Los payasos han establecido buenos contactos con el Freedom Theater del campo de refugiados de Jenín, en el norte de Cisjordania.

Por otra parte, pretenden ampliar la relación existente entre jóvenes voluntarios de Rivas Vaciamadrid que han visitado Palestina integrados en expediciones de Pallasos en Rebeldía (60 en cuatro campos de trabajo en diferentes años). Los jóvenes vivirán tres meses en campos de refugiados palestinos llevando a cabo un voluntariado y luego, sus amigos palestinos pasarán un tiempo en Rivas, donde se han creado dos grupos de solidaridad con Palestina.

"Estamos generando una especie de arco iris, con una punta en Rivas y otra en Cisjordania, ya es una autopista de doble dirección, hay gente en Nablus que ha aprendido castellano porque tiene amigos en Riva"”, dice Prado. El payaso se muestra "esperanzado" porque los niños palestinos "tienen muchas más herramientas para combatir la tristeza y el dolor, hay una amplificación de la estrategia cultural, artística y creativa contra la ocupación", afirma.