Dos semanas antes del 2-N, día de las elecciones presidenciales en EEUU, los residentes de Florida comenzaron ayer a votar en unos comicios que tienen al país y al mundo en vilo. El estado que dio en el 2000 la victoria a George Bush tras 36 días de angustiosos recuentos de votos se acogió, como muchos otros, al sistema de votaciones anticipadas en un número limitado de colegios, para evitar previsibles aglomeraciones en la jornada electoral. Pero apenas una hora después de abrirse las urnas ya empezaron los problemas.

En el condado de Palm Beach, escenario de discutidos recuentos en el 2000, Shelley Vana, representante demócrata en la legislatura estatal de Florida, pidió una papeleta y la que recibió estaba incompleta, pues faltaba una de sus dos páginas. "Ninguno de los funcionarios electorales se preocupó lo más mínimo", denunció Vana. "Esto no es un buen comienzo, porque yo no debo ser la única a quien le sucede", añadió.

SUFRAGIO PARALIZADO También en el condado de Orange hubo problemas, porque se estropeó el sistema informático para votar y paralizó el sufragio en la ciudad de Orlando y sus cercanías. Las máquinas electrónicas para votar, similares a los cajeros automáticos, sustituyen este año a las papeletas perforables cuyas lengüetas causaron tantos problemas en las elecciones de hace cuatro años. Sin embargo, su empleo ha sido contestado ante los tribunales, porque no da justificante en papel del voto depositado, que después pueda ser base de recuento en caso de impugnación de los resultados.

"Me preocupa que puedan producirse irregularidades el día de las elecciones", advirtió en Washington el expresidente Jimmy Carter, que presidió la comisión para enmendar los fallos del sistema electoral de Florida tras los comicios del 2000. "Si la elección es muy reñida, las acciones partidistas de poderosos líderes políticos podrían decidir el resultado, particularmente en Ohio o Florida", dijo el santón de los demócratas, en una referencia indirecta al gobernador de este último estado, Jeb Bush, hermano del presidente.

Las votaciones anticipadas, que se podrán efectuar hasta el día de los comicios generales, comenzaron también ayer en Texas, Colorado, Arkansas, Iowa, Nuevo México y los estados bisagra de Nevada, Pensilvania y Ohio. Para vigilarlas, demócratas y republicanos han contratado auténticos ejércitos de abogados que estarán también estratégicamente situados en los colegios electorales de las zonas más conflictivas.

Los republicanos han adelantado que disponen de letrados para controlar lo que suceda en 30.000 colegios, mientras que los demócratas han contratado a 10.000 abogados que actuarán como "unidades antidisturbios" en colegios conflictivos, explicó ayer The New York Times . A todos ellos se sumarán los contratados por organizaciones independientes, como los 6.000 fichados por la Coalición para la Protección Electoral en el 2004, y los 500 que desplegará la Asociación Nacional para el Avance de la Gente de Color, la más poderosa organización activista negra del país norteamericano, a la que Bush ha dado la espalda.

LOS MAS REÑIDOS DE LA HISTORIA A la vista de esta movilización de letrados, estos comicios pueden terminar siendo los más litigiosos de la historia. De hecho, las huestes del presidente Bush y las de su rival demócrata, el senador John Kerry, llevan ya meses dirimiendo ante los tribunales las acusaciones mutuas de intento de fraude para aumentar el voto, suprimirlo o intimidar a los votantes en numerosos estados, ante el incremento récord de las inscripciones para votar este año que, según los comentaristas, favorece a los demócratas.

El caso más ilustrativo es el de Ohio, uno de los estados clave para ganar la Casa Blanca. Allí, los demócratas han recurrido repetidamente a los tribunales para conseguir la anulación de las normas electorales establecidas por el secretario de estado Kenneth Blackwell, un republicano al que el equipo de Kerry acusa de invalidar miles de inscripciones de votantes demócratas.

Tanto Kerry como Bush siguieron ayer cortejando al estado de Florida, como hicieron el fin de semana.