Una primera dama poco convencional con un protagonismo que divide a los franceses. Brigitte Macron está en el punto de mira por la promesa electoral de su esposo, de dotar de "un rol, un verdadero estatus, una verdadera capacidad para actuar a la figura de "primera dama o de primer hombre". Pero una petición en contra la creación de de un papel oficial para la pareja del presidente lleva recogidas ya más de 260.000 firmas en Change.org

“Hoy, un estatus particular que concierne a la esposa del presidente de la República está en trámites de preparación en el Elíseo. Un gabinete especial, así como fondos públicos propios le serán asignados (…) No hay ninguna razón por la cual la esposa del jefe de Estado pueda obtener un presupuesto sobre los fondos públicos”, argumenta la petición ,

El argumento va ligado a una de las medidas estrella de Emmanuel Macron: la prohibición a diputados, ministros y cargos públicos locales, de contratar a familiares como asistentes. El pasado 27 de julio, la Asamblea Nacional aprobaba esta nueva regla, enmarcada en la “ley de moralización de la vida pública”.

En este contexto, Thierry Paul Valette, autor de la petición, estima que “en un periodo de moralización de la vida política francesa (…) cuando se prohíbe a los diputados emplear a miembros de su familia (…) en la medida en la que hemos combatido durante las elecciones presidenciales (…) contra François Fillon -imputado por haber otorgado a su esposa un empleo ficticio como asistente parlamentaria durante décadas- (…) no podemos apoyar la iniciativa de un estatus específico para la esposa del presidente Macron”.

UN EQUIPO SUFICIENTE

La formalización del “estatus de primera dama” estaría intrínsecamente ligado, según Thierry Paul Valette, a un importante gasto público: “numerosos colaboradores, chóferes, protección reforzada y otras ventajas”. Un gasto innecesario cuando, según la petición, Brigitte Macron “ya dispone de un equipo de dos a tres colaboradores, así como dos secretarias y dos agentes de seguridad. Es suficiente”.

Así, este nuevo estatus parece no sólo entrar en contradicción con la medida fetiche de Emmanuel Macron, sino también con los recortes impuestos por el recién estrenado Ejecutivo. “No podemos imponer medidas estrictas y crear al mismo tiempo un puesto para Brigitte Macron (…) que no ha sido electa”, resume la popular petición.

Pero antes de la recogida de firmas, el asunto ya estaba en el debate político. "Hace lo que os digo, poer no lo que hago", había ironizado el diputado conservador del partido Los Republicanos, Thierry Mariani. Críticas que compartían desde la izquierda socialista y de la Francia Insumisa. "En la historia de las parejas presidenciales, las primeras damas siempre han tenido actividades benéficas. No veo por qué la mujer del jefe del Estado de be tener un presupuesto pagado con dinero público", afirmó el diputado socialista Luc Carvounas.

Ante el tono del debate y el éxito de la campaña, el Gobierno se ha visto forzado s intervenir . Ante la polémica, el portavoz del Gobierno, Christophe Castaner, ha asegurado a través de su cuenta Twitter que “no se trata de un empleo. La esposa del presidente no recibe y no recibirá ninguna remuneración por su acción”. “Ninguna modificación de la Constitución, ningún medio nuevo, ninguna remuneración para Brigitte Macron, ¡basta de hipocresía!”, continuaba Castaner a través de Twitter.

Desde el Elíseo asegura que en "los próximos días" que se emitirá una “carta de transparencia” destinada a aclarar el papel y el coste del puesto de la sposa de Macron sin que éste sea oficializado. Se detallarán ahí cuantos colaboradores tiene la primera dama y cuanto le cuesta al contribuyente.