"Como el teletrabajo se impone en nuestras vidas", "Vuelta a lo anormal", "En libertad vigilada", con estos titulares la prensa gala resumía, este lunes 11 de mayo, el inicio del desconfinamiento en Francia. Un proceso de desescalada a dos velocidades, adaptado a la realidad de cada territorio: especialmente restringido en las "zonas rojas", donde el virus circula libremente y los hospitales continúan saturados; y más liviano en las "zonas verdes", donde el número de contagios y la presión hospitalaria son más reducidos.

Tras 55 días de confinamiento, Francia da así el pistoletazo de salida a un proceso que será "prudente, progresivo y muy lento", en palabras del propio primer ministro, Édouard Philippe. Especialmente lento en las regiones de Île-de-France, Hauts de France, Bourgogne-Franche-Comté y Grand-Est, las cuatro "zonas rojas". En total, 27 millones de franceses, el 40% de la población, se despertó esta mañana bajo estrictas normas destinadas a evitar un nuevo repunte en el número de contagios.

En París, donde el covid-19 se ha saldado con más de 1.500 víctimas mortales y donde 1.800 personas continúan hospitalizadas, la gestión del transporte público, potencial foco de nuevos contagios, acapara todas las miradas. El metro parisino retomó el 75% de su actividad bajo una nueva normativa: el uso obligatorio de mascarillas y un justificante para acceder a él en las horas puntas (entre las 6.30 y las 9.30 y entre las 16 y las 19). Sin embargo, a primera hora de la mañana, las televisiones francesas mostraban imágenes de vagones saturados.

PARQUES CERRADOS

Para evitar posibles multitudes, los parques y jardines de la capital, así como aquellos de las zonas "rojas", permanecerán cerrados en esta primera fase de desconfinamiento. Las salas de espectáculos, los teatros y los grandes museos también tendrán que esperar para recibir de nuevo a su público. Los cafés, bares y restaurantes tampoco retomarán, por ahora, su actividad.

Algo más afortunados, los comercios y boutiques, aprovecharon este fin de semana para cambiar sus vitrinas, congeladas en el tiempo desde el pasado 17 de marzo. Muchas de ellas, exigen ahora el uso de mascarillas en su interior, donde el número de clientes también es restringido para evitar cualquier aglomeración. Bajo estrictas condiciones, colegios y guarderías reabrirán progresivamente sus puertas en todo el territorio.

El éxito o fracaso de esta primera fase de desescalada, que permite a todos los ciudadanos desplazarse sin necesidad de justificante -siempre y cuando no se supere los 100 kilómetros de distancia de la vivienda- y reunirse, tanto en público como en privado, respetando un máximo de 10 personas, dictará el calendario de las próximas etapas que deberían desembocar en una cierta normalidad.