Tras la victoria de los demócratas en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi será probablemente la presidenta de esta institución y, por tanto, la tercera personalidad del Estado después de Donald Trump y el vicepresidente Mike Pence. Pero antes tendrá que negociar con aquellos de su partido que reclaman la renovación de la cúspide. Con 78 años, la congresista de San Francisco tiene experiencia en el cargo, porque lo desempeñó desde el 2007 hasta el 2010 y desde él dificultó el final del mandato de George W. Bush. Si finalmente se convierte en la speaker, intentará cumplir su promesa de constituir «un infierno» para Trump, el cual la telefoneó el mismo martes por la noche para felicitarle por su victoria, incluso antes de que se confirmase el escrutinio de los votos.

«Con esta nueva mayoría demócrata vamos a honrar los valores de nuestros padres fundadores», subrayó Pelosi en su discurso de celebración de la victoria -parcial, en una de las dos cámaras- de la ola azul (el color de los demócratas) que servirá, añadió, para «conservar los valores constitucionales de EEUU» y «restaurar los contrapoderes».

Al frente de la mayoría de la Cámara de Representantes, Pelosi puede bloquear los proyectos de ley que presente la Casa Blanca, como la reforma fiscal o la construcción del muro antiinmigrantes con México.

Y lo que aún puede resultar más trascendente, la probabilidad de que se inicie un juicio político (impeachment) contra Trump aumenta considerablemente con la mayoría demócrata, porque ahora pueden abrir investigaciones parlamentarias sobre las sospechas de connivencia entre el equipo de campaña del multimillonario y Rusia durante la campaña presidencial del 2016.

Pelosi se ha mostrado renuente al impeachment, porque cree que el asunto solo movilizaría a los partidarios del presidente. Pero no se excluye un cambio de posición si el fiscal especial Robert Mueller, que dirige la investigación, presentase pruebas concluyentes contra él.

Pese al éxito de su partido, su vuelta a la presidencia de la Cámara de Representantes no está asegurada. Varias docenas de candidatos demócratas anunciaron antes de las elecciones que se opondrían a su candidatura, a causa es la desafección de una gran parte del electorado. Según una encuesta publicada en agosto, casi tres cuartas partes de los encuestados pidieron a los demócratas otro líder para la Cámara baja.

Y aunque Trump se apresuró a felicitarla anteanoche, es uno de sus blancos preferidos en Twitter: «Es débil con el crimen, las fronteras y la segunda enmienda», que garantiza el derecho de portar armas. Pelosi defiende la protección de las minorías sexuales, el derecho al aborto y la lucha contra el muro contra la inmigración.

Madre de cinco hijos y nueve veces abuela, Nancy D’Alesandro nació el 26 de marzo de 1940 en Baltimore (Maryland) de una familia católica italiana-estadounidense mordida por la política. Su padre y su hermano eran alcaldes de Baltimore. Graduada de Trinity College en Washington, se mudó a San Francisco con su esposo, Frank Pelosi, quien hizo una fortuna en bienes raíces y finanzas. Está acostumbrada a los misterios del poder y las luchas políticas. Para tener éxito en el mundo político de Estados Unidos, uno debe «usar armadura» y ser capaz de «recibir golpes», dice ella.