Las bajas temperaturas, las enfermedades, la escasez de medicamentos y la falta de refugio amenazan a medio millón de sirios que huyen de los combates en la provincia de Idlib, en uno de los peores escenarios de la guerra civil que asola a Siria desde hace nueve años, según han denunciado entidades humanitarias y sanitarias.

Los inmigrantes, cuyo número aumenta cada día, son incapaces de escapar, atrapados ante el avance de las fuerzas del Gobierno sirio --que se dirigen a aplastar el último bastión significativo que la oposición significativo-- y la frontera con Turquía, que permanece cerrada. Algunos tienen que huir a pie y otros deben dormir en sus coches, mientras los aviones de combate sirios y rusos bombardean las carreteras que conducen al norte hacia Turquía.

Un funcionario de la ONU solicitó asistencia financiera de emergencia para ayudar a la supervivencia de los desplazados en el noroeste de Siria. "La gente afronta una tragedia. Durante las últimas dos semanas ha hecho mucho, mucho frío. Hay lluvia y barro, y la gripe se está propagando", ha dicho Wassim Zakaria, un médico que trabaja en una clínica de la ciudad de Idlib que debió cerrar este lunes a causa de los bombardeos.

RIESGO

Los números de desplazamientos se han incrementado en los últimos días a medida que las fuerzas del presidente sirio, Bashar al Asad, avanzan hasta quedar a menos de 8 km de Idlib, según ha revelado Selim Tosun, asesor de medios de la Fundación de Ayuda Humanitaria Turca en Siria. "Si el clima frío y la situación continúan, existe el riesgo de epidemias a medida que se acerca un gran flujo de migrantes", ha dicho Tosun.

Desde noviembre, 692.000 personas han abandonado pueblos al sur de la ciudad de Idlib, ha dicho el cooperante. El número "está aumentando cada hora" y podría llegar a 1 millón, ha subrayado.