Al menos 270 personas han muerto por las lluvias desde la semana pasada en la antigua isla de La Española, que comparten Haití y la República Dominicana, según anunciaron ayer las autoridades de los dos países. La Oficina Nacional de Meteorología de Santo Domingo pronosticó ayer que las precipitaciones continuarían al menos durante 48 horas más, debido a una depresión tropical que se encuentra sobre la isla.

Unos 130 cadáveres fueron rescatados en la localidad dominicana de Jimaní (al oeste del país), cerca de la frontera con Haití, una zona donde se han denunciado otras 200 desapariciones. El director de la Defensa Civil, Radhamés Lora, explicó que todas las viviendas fueron arrasadas por un río que se desbordó. "Además, se sumó la fatalidad de que la riada sorprendió al pueblo durmiendo", dijo.

FOSAS COMUNES Lora anunció que probablemente los cuerpos de las víctimas deban ser sepultados hoy en fosas comunes, porque el cementerio de Jimaní resultó arrasado por las aguas y hay que evitar cualquier brote epidémico. La mayoría de las poblaciones afectadas no tienen luz.

Según Lora, la situación de las poblaciones de Neiba, Tamayo y Vicento Noble, cercanas a Jimaní, están "bajo control permanente". El director de Defensa Civil declaró que la zona de la Cuenca del Yuna, en el noreste, "está inundada", y la presa de Hatillo, en esa misma región, "está vertiendo excedentes que aumentan el caudal del río y, por tanto, su peligrosidad".

En Haití, más de 100 personas fallecieron en el pueblo de Fond Verettes y en los alrededores, y 40 más murieron en el sureste del país, según Protección Civil. Haití, con una población de 8 millones (Dominicana tiene 8,5), es el Estado más pobre del continente americano.

"Todo ocurrió muy rápido, yo no pude hacer nada", declaró el dominicano Ramón Pérez Feliz a Reuters. Pérez perdió a su hija y a dos sobrinos. "Yo me salvé porque la corriente me expulsó del río", explicó.

MAS PERDIDAS Por otro lado, las autoridades temen que la mayor parte de cosechas de este año puedan perderse. Las autoridades agropecuarias del norte estiman que las pérdidas en la región sobrepasan los 500 millones de pesos (aproximadamente 13 millones de euros).