"Se me llevaron los atacantes, todos uniformados, junto con docenas de chicas. Nos hicieron caminar durante tres horas. Durante el día nos pegaban y nos decían: ´Sois mujeres negras, os vamos a exterminar ...]´. Durante la noche, fuimos violadas varias veces". Testimonios como éstos se multiplican en los campos de refugiados de Chad y en el infierno de Darfur, en Sudán, donde la violación se está utilizando como arma de guerra, según ha denunciado Amnistía Internacional (AI).

La organización defensora de los derechos humanos ha documentado su denuncia con más de 400 entrevistas entre noviembre del 2003 y mayo del 2004 a mujeres sudanesas en Chad. AI reconoce la dificultad de cuantificar las mujeres que han sido víctimas de la violencia sexual "puesto que éste es un tabú cultura en Sudán y las mujeres se resisten a hablar de él", cuenta un portavoz. No obstante, y a tenor de la información recogida, Amnistía sostiene que "miles de mujeres han sido violadas".

Difícil comunicación

Un equipo de la sección española de Médicos sin Fronteras dirigido por Aitor Zabalgoechea lleva más de un mes trabajando en la zona de Elfashir (en Darfur del Norte) y justo ahora se empieza a ser consciente del problema. Zabalgoechea afirma que resulta "muy difícil que las mujeres hablen directamente" del tema. Y aun así, en un campo de refugiados, se han formulado 130 denuncias en seis meses.

Una misión de Unicef-España que estuvo en Darfur la semana pasada también topó de frente con el drama que sufren las mujeres. En un centro de acogida en Kass, los miembros de la delegación estuvieron con una niña de 13 años que fue violada por nueve hombres. La actriz Silvia Abascal, embajadora de la organización, cuenta que entre toda la miseria humana que vio, le va a costar mucho olvidar la mirada de esa menor sudanesa.

Amnistía es tajante al afirmar que en Darfur existe una campaña sistemática de violaciones protagonizada por las milicias janjawid con total impunidad y con la participación o consentimiento de las tropas gubernamentales. Según AI, "desde niñas de 8 años hasta ancianas de 80 están siendo violadas, secuestradas y utilizadas como esclavas sexuales".

Ruanda y Bosnia

No es la primera vez que la violencia sexual se usa como arma de guerra. En Ruanda y Bosnia hubo campañas de violaciones, hasta el punto que el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia reconoció por primera vez la violación como crimen de guerra. En su artículo siete, el estatuto de Roma del Tribunal Penal Internacional (TPI), la califica de crimen de lesa humanidad.

En un país como Sudán, las mujeres violadas suelen sufrir el rechazo de sus comunidades, la marginación por parte de sus familiares y el repudio de sus maridos. Y en el contexto social de Darfur, un hijo fruto de una violación siempre será considerado "el hijo del enemigo". Además, desde el punto de vista médico, las consecuencias de la violencia sexual son "demoledoras", según Médicos sin Fronteras. Con la pandemia del sida encima, la atención médica inmediata a las víctimas "es cuestión de vida o muerte", añade AI.