Juan García Mosqueda es un comisario artístico argentino, dueño de la galería neoyorquina Chamber NYC. Tenía muchas expectativas puestas en la inauguración de este jueves. Abandonó Buenos Aires pensando en los últimos detalles de la exposición, llamada 'Recurso Interno'. Pero después de 36 horas de espera en el aeropuerto, no pudo entrar en Estados Unidos. El efecto de la 'era Trump' le llegó sin aguardarlo: hace diez años que reside legalmente en Manhattan. Según García Mosqueda, el procedimiento de negativa “fue deshumanizante y degradante en cada paso del camino”.

El incidente se ha hecho público después de que a Asghar Farhadi, el director iraní de 'El Vendedor', y Khaled Jatib, el director de fotografía sirio, se les negara la semana pasada la entrada a los Estados Unidos y no pudieran asistir a la ceremonia de los Oscar en Los Ángeles.

El argentino fue incomunicado e interrogado por funcionarios del Gobierno y enviado de regreso a su país el pasado 24 de febrero. “Después de ser acompañado a las habitaciones de inspección secundaria, fui llevado para ser interrogado bajo juramento y amenazado con la posibilidad de que me fuera prohibido entrar al país durante cinco años”, explicó a través de una carta divulgada por reconocidos portales de arte. Según García Mosqueda, un agente de la patrulla fronteriza le negó el derecho a la asesoría jurídica, “alegando arrogantemente que los abogados no tenían jurisdicción en las fronteras”.

SIN COMUNICACIÓN NI ALIMENTOS

En todo el tiempo de espera, asegura que se le prohibió “el uso de cualquier medio de comunicación y no tuve acceso a ninguna de mis pertenencias, que fueron examinadas con ferocidad”. García Mosqueda denunció que fue privado de alimento. “En tres ocasiones quise ir al baño y no tenía ningún tipo de privacidad, estando bajo la vigilancia constante de un oficial”, añadió. Cuando su suerte estaba decidida, fue escoltado al avión dos agentes armados. “Se me negaron mis documentos -añade- hasta que llegué a mi destino, Buenos Aires”.

Para el galerista no quedan dudas: le tocó vivir una “pesadilla de treinta y seis horas”. Lo ocurrido puso en evidencia “un sistema de inmigración profundamente defectuoso en los Estados Unidos, llevado a cabo por una Administración que está más interesada en la expulsión de las personas que en admitirlas”.

“Fui educado en Estados Unidos, trabajé en entidades de diseño de prestigio, y, ahora, como todos ustedes saben, soy dueño de una galería que da empleo a los estadounidenses y a los no estadounidenses por igual”, recordó. Chamber NYC “apoya estudios de arquitectura y diseño en los Estados Unidos y en el extranjero. Soy dueño de varias propiedades en Nueva York y he colaborado en numerosos proyectos con arquitectos, contratistas y trabajadores de la construcción para llevar adelante proyectos que hacen a la vida de la ciudad”. Su galería, subrayó, fue concebida “en línea con la misma idea de inclusión que se encontró en las calles de la zona este más baja (Chelsea) y donde viven un crisol de todas las nacionalidades y religiones”.

Por Chamber NYC han pasado más de 200 artistas y diseñadores, “de Tokio a Los Ángeles, de Amsterdam a Santiago”. García Mosqueda exhortó a sus amigos de Estados Unidos “a ponerse en contacto con sus miembros del Congreso e impulsar la reforma de inmigración” que no “aliene” ni “intimide” a los extranjeros. Por el contrario, que de “la bienvenida” y “anime” a los ciudadanos de todos los países a “querer mantener la inversión” y contribuir con el país.

A pesar de no poder estar presente en la inauguración, su dueño pidió a los amantes del arte ir al evento. “¡Por favor, vengan a verlo, tomen una copa de vino, y disfruten de la muestra en mi nombre!”.