El presidente de EEUU, George Bush, conmemoró ayer el primer aniversario de la guerra que lanzó contra Irak sin autorización de la ONU, celebrando "el día de la liberación". "¿Quién preferiría que las cámaras de tortura de Sadam siguieran abiertas?", se preguntó ante los representantes diplomáticos de 84 países, incluida España, que acudieron a la Casa Blanca.

El presidente sólo mencionó muy de pasada las armas de destrucción masiva, supuestamente en poder de Sadam Husein, sobre las que justificó la guerra, que ha costado ya 569 muertos al Ejército estadounidense, además de los sufridos por otros países, como España. El mandatario republicano optó por hacer hincapié en la relación entre Irak y el terrorismo, al pedir "acciones unidas y decididas" para proteger a los ciudadanos del mundo.

"Para los terroristas, la conexión entre el futuro de Irak y la continuación de la guerra contra el terror es muy clara", recalcó, tras afirmar que "cualesquiera que fuesen sus opiniones pasadas, cada país tiene ahora interés en un Irak libre y estable". Bush trataba así de echar tierra a la oposición del frente de paz europeo contra la guerra. "Esas diferencias pertenecen al pasado", afirmó, al abogar por una acción firme y unida por la estabilización de Irak. "No le fallaremos al pueblo iraquí, que ha puesto su fe en nosotros; cueste lo que cueste lucharemos para asegurar el triunfo de la libertad en Irak", prometió.

ENTREVISTA CON BREMER Mientras Bush hablaba frente a los embajadores, en Irak, el secretario de Estado de Estados Unidos, Colin Powell, se unía al grupo de dirigentes internacionales que "liberaron" el país y que han viajado a Bagdad por sorpresa. E igual que en los otros casos, lo hizo entre impresionantes medidas de seguridad y visitando sólo los bunkerizados cuarteles de las fuerzas de ocupación.

En su estancia de siete horas en Bagdad, Powell se entrevistó con el administrador estadounidense, Paul Bremer, y proclamó en un discurso ante varios centenares de soldados y civiles norteamericanos que la guerra "no es la causa de la inestabilidad en el mundo".

Obviando el hecho de que no se han encontrado armas de destrucción masiva, Powell dijo que "estos días que se conmemora el primer año del inicio de la guerra ya no hay que preocuparse por que Sadam use su armamento químico contra sus vecinos". "Todo ello ha sido gracias a vuestro trabajo y al de vuestros colegas", arengó el secretario de Estado en el recinto de la Autoridad Provisional de la Coalición en Bagdad.

QUEDAN "DUROS DIAS POR DELANTE" En su segunda visita a Irak, Powell exhortó a las tropas y al personal de las fuerzas de ocupación a continuar luchando "por el pueblo iraquí, la democracia y los derechos humanos" frente a los "terroristas" que operan en Irak y en otras partes del mundo para evitar "que sus pueblos tengan un futuro mejor". Aun así, Powell advirtió de que quedan "duros días por delante" y reconoció que aún no hay acuerdo para el traspaso de poder, previsto para el próximo 1 de julio.

Mientras Powell arengaba y se atrincheraba, unos 7.000 iraquís sunís y shiís se manifestaron, convocados por sus líderes religiosos, al grito de "No a América, no a Sadam". Los manifestantes exigieron que no se retrase el traspaso de poder y que las tropas de ocupación abandonen Irak.