Uno de los temas candentes en estas elecciones israelís ha sido la polarización creciente en la sociedad que han denunciado los partidos de la izquierda, quienes señalan que en realidad solo existe un polo, el de la derecha radical, nacionalista y religiosa, que a partir de ahora pueda incidir de manera significativa en el futuro gobierno.

Sin embargo, el profesor Efraim Inbar, del Centro Begin-Sadat de la Universidad Bar-Ilan, un instituto muy conservador que se alinea habitualmente con las políticas del primer ministro Binyamin Netanyahu, discrepa de esos planteamientos y recalca que la sociedad no refleja una gran polarización. «Al contrario, la sociedad no es más radical que antes. No ha habido peleas en las carreteras. Hubo tiempos en los que aquí se mataba a la gente por sus ideas políticas. Ahora los israelís somos más moderados, no hay ninguna violencia en la calles», explica Inbar.

Con respecto a los partidos nacionalistas y religiosos, que han concurrido a las urnas, el profesor recuerda que son «partidos minoritarios». «Es cierto que algunos quieren implantar una teocracia, pero partidos de este tipo siempre los ha habido en Israel. Además, es el Tribunal Supremo quIien les autoriza a presentarse», comenta sugiriendo que los magistrados del Tribunal Supremo son más liberales que la población en general. Iftach es un joven que ayer votó por el partido laborista en el barrio de Rehavia, en Jerusalén: «Todo se va a la derecha rápidamente y creo que ocurre por dos motivos: por la creciente desigualdad económica y por la parálisis que hay con el problema palestino. Esas dos cosas radicalizan a la gente».