“Ya es suficiente”. Con estas palabras el canciller austríaco Sebastian Kurz ha certificado la defunción de su gobierno y ha anunciado la convocatoria de elecciones anticipadas para “lo antes posible”. Tras horas de espera y presión en las calles, el líder conservador ha respondido así al terremoto político originado tras hacerse público un vídeo durante la noche del viernes en el que el vicecanciller y líder del ultraderechista Partido por la Libertad (FPÖ), Heinz-Christian Strache, negocia con la supuesta nieta de un oligarca ruso cercano a Vladímir Putin sobre como invertir millones de euros de origen desconocido en su campaña electoral a cambio de favores políticos.

Pero Makarova no es la nieta de ningún oligarca ruso, sino el anzuelo de una trampa. El encuentro está siendo grabado con una cámara oculta. Aunque en un principio duda, el vicecanciller termina picando y hablando de corrupción con una mujer de 27 años a la que acaba de conocer. El FPÖ tiene una relación muy estrecha con el Kremlin.

FAVORES POLÍTICOS Y CONTROL DE LOS MEDIOS

Tras seis horas de reunión, las partes llegan a un acuerdo: ese dinero ruso de dudoso origen servirá para impulsar la campaña del FPÖ. La mujer le pide a cambio favores políticos y ventajas fiscales. Strache, quien en público se ha descrito como paladín contra la corrupción del establishment, repite que solo está abierto a negociar acuerdos legales pero aún así sigue discutiendo sobre la posibilidad de recompensarla con contratos públicos si éste termina en el gobierno, promesas de “conexiones e influencia”. Tres meses después Strache se convertiría en vicecanciller del país y Gudenus, quien también ha dimitido hoy, en líder parlamentario del FPÖ.

Para más inri, la comprometedora información publicada ayer por los diarios alemanes ‘Süddeutsche Zeitung’ y ‘Der Spiegel’ también pilla a Strache hablando de cómo controlar los medios de comunicación. Makarova le propone al líder de la extrema derecha adquirir la mitad de las acciones del ‘Kronen Zeitung’, un influyente tabloide austríaco, para convertirlo en un instrumento de propaganda electoral.

Eso parece entusiasmar a Strache, quien piensa en Heinrich Pecina, el hombre que ayudó a terminar la libertad de prensa en Hungría, para el trabajo. “Queremos construir un paisaje mediático como lo hizo Orbán”, asegura.

CRISIS EN EL GOBIERNO AUSTRIACO

La publicación del vídeo hace tambalear al ejecutivo austríaco, de coalición entre la ultraderecha y los conservadores de Kurz (ÖVP). La dimisión de Strache deja al gobierno de Viena en una posición especialmente delicada a falta de una semana para las elecciones europeas. El canciller deberá decidir si convoca nuevas elecciones o si mantiene el gobierno con el partido ultraderechista y asciende a vicecanciller a Hofer, vicepresidente del FPÖ.

El ya famoso vídeo tampoco deja en buena posición a los otros grandes partidos austríacos. En él, Strache confiesa que tanto los conservadores de Kurz, en el gobierno, como los socialdemócratas (SPÖ), en la oposición, también tienen asociaciones paralelas sin aparentes vínculos con sus respectivos partidos que les permiten recibir grandes donaciones de millonarios como el magnate inmobiliario René Benko o de la corporación de casinos Novomatic. El supuesto carácter sin ánimo de lucro de estas asociaciones hace que no estén controladas ni obligadas a reportar las donaciones que reciben, un vacío legal del que se aprovechan para esconderlas.