El primer ministro iraquí, Iyad Alaui, hizo ayer dos gestos para aproximarse al clérigo rebelde shií Moktada al Sadr, al que se considera responsable de la nueva revuelta shií. Por un lado, lo invitó a participar en las elecciones que se celebrarán el próximo año y, por otro, lo desvinculó, de forma sorprendente, de la explosión de violencia que sacude desde el pasado jueves Nayaf y otras ciudades del sur del país. "Creemos que hay personas que actúan en su nombre", dijo Alaui a los medios de comunicación.

"El proceso político está abierto para todo el mundo, a todo el mundo que cumpla la ley", dijo el primer ministro. Sadr no respondió ayer a este ofrecimiento aunque hace una semana un portavoz del Ejército del Mehdi, Qais al Jazali, aseguró que el clérigo tiene la intención de crear un partido político. Uno de los principales obstáculos que tendrá que solventar Moktada al Sadr es la orden de busca y captura que pende sobre él por su supuesta vinculación con el asesinato de un clérigo rival hace un año, poco después de acabar la guerra.

DELINCUENTES COMUNES Alaui explicó que los enfrentamientos con la fuerza multinacional en varias ciudades están siendo fomentados por delicuentes comunes que dicen ser milicianos del Ejército del Mehdi, pero que no lo son. En este sentido, afirmó que ha recibido "mensajes positivos de Sadr" y que "ésa es la razón" por la que sabe que el clérigo no está detrás de esta revuelta, que según fuentes de Estados Unidos ha costado la vida a más de 300 insurgentes sólo en Nayaf.

Esta operación de la Marina de EEUU en la ciudad santa, donde recurrió a la aviación para sofocar la revuelta, fue criticada ayer por el vicepresidente iraquí, Ibrahim al Jafari. "Creo que matar a civiles iraquís no es un método civilizado para construir un nuevo Irak", afirmó.

El Gobierno declaró ayer una amnistía muy limitada, a la que sólo se podrán acoger los iraquís implicados en delitos como posesión de armas o explosivos. El Ejecutivo confía en que esta medida de gracia, esperada desde hace unos meses, contribuya a reducir la animosidad de los insurgentes iraquís.

LA OFICINA DE AL JAZIRA, CERRADA Alaui también anunció en la rueda de prensa la clausura de la delegación de Al Jazira en Bagdad durante un mes para "proteger al pueblo iraquí". El primer ministro explicó que una comisión gubernamental ha llegado a la conclusión de que la televisión --que ha emitido varios vídeos con decapitaciones de rehenes y reivindicaciones de grupos terroristas-- "anima a los delicuentes y a los gánsteres a seguir atentando en el país".

Por otro lado, las Brigadas Abú Hafs al Masri, que se atribuyeron los ataques del 11-M, volvieron a amenazar ayer al Gobierno italiano con atentar en ese país si no retira sus tropas antes del día 15.