Poco más de dos millones de personas viven en Turingia, el estado federado germano oriental que votó hace 10 días, pero los resultados electorales de esa pequeña región siguen generando consecuencias políticas a nivel federal en Alemania.

Un grupo de políticos del ala derecha de la CDU en Turingia ha pedido públicamente entablar conversaciones con la ultraderecha de Alternativa para Alemania (AfD) para sondear una posible coalición de gobierno regional. El tan alabado cordón sanitario a la ultraderecha ve así como sus grietas se ensanchan.

Los comicios en Turingia supusieron todo un choque para la democracia cristiana alemana: con menos del 22% de los votos, la CDU fue la tercera fuerza más votada por detrás de los poscomunistas de Die Linke y de los ultras de AfD. Los conservadores habían ganado las elecciones en ese estado federado de manera ininterrumpida desde la reunificación en 1990 y 2014.

El desgaste electoral de la CDU desde las últimas elecciones federales del 2017 es cada vez más evidente, y la situación política, cada vez más complicada tanto para la cancillera Angela Merkel como para su teórica sucesora, la presidenta de la CDU y actual ministra de Defensa, Annegret Kramp-Karrenbauer (AKK).

¿PACTO CON HÖCKE?

El secretario general de la CDU, Paul Ziemiak, ha salido en reiteradas ocasiones al paso de las posibles conversaciones entre su partido y AfD de Turingia, liderada por Björn Höcke, el líder del ala etnonacionalista y rayana con el neonazismo del joven partido ultraderechista.

Höcke es para mí un nazi y AfD está camino de convertirse en el NPD 2.0, escribió esta semana en el semanario 'Der Spiegel' el secretario general de la CDU, haciendo referencia a que AfD se está convirtiendo en una nueva versión del partido neonazi más importante de la historia de Alemania desde 1945.

El jefe de la CDU y de la fracción parlamentaria democristiana en Turingia, Mike Mohring, ha intentado repetidamente tomar distancia de la secretaría general de su formación en Berlín. Un partido tiene que tolerar que haya diferencias de opinión. Si no, no hay libertad de opinión, ha dicho Mohring tras ser reelegido este miércoles como líder de la fracción democristiana en Turingia con sólo dos tercios de los votos de la fracción parlamentaria, clara señal de su debilidad.

GOBIERNO EN MINORÍA

Pese a ese intento de distanciarse de Merkel y de AKK, las dos principales figuras de la CDU en Berlín, y de abrirse a conversar con la ultraderecha, Mohring sigue rechazando (de momento) los votos o la abstención de los parlamentarios AfD, que ya han señalizado su disposición a tolerar un posible gobierno en minoría de la CDU en Turingia.

En su lugar, Mohring sigue apostando por conformar la llamada coalición Zimbabue para sacar a Turingia del bloqueo político salido de las urnas por la enorme fragmentación parlamentaria: es decir, el líder regional democristiano pretende armar un complicadísimo pacto de gobierno con los socialdemócratas del SPD, los ecoliberales de Los Verdes y los liberal conservadores del FDP.

Mientras la calculadora parlamentaria echa humo en Turingia, siguen creciendo las voces del ala más derechista de la CDU que apuestan abiertamente por sentarse en una mesa de negociación con la ultraderecha. Es cuestión de tiempo que se forme una coalición entre la CDU y AfD a nivel regional, decía un observador de la política local de Turingia poco antes del nuevo terremoto político que supusieron las últimas elecciones regionales de Alemania.