Un grupo armado derribó ayer un avión ruso en el norte del Siria y ha dado muerte posteriormente al piloto que había logrado saltar en paracaídas, según han informado tanto el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH) como el propio Ejército de Rusia.

El OSDH señaló que el avión fue abatido sobre Maasran, en la provincia de Idleb, en el noroeste de Siria. Esta provincia es la última que escapa totalmente del control del régimen del presidente sirio, Bashar el Asad, y está controlada por Hayat Tahrir al-Sham, un grupo yihadista dominado por el Frente Al Nusra, la antigua rama local de Al Qaeda, así como por varios grupos rebeldes. Desde finales de diciembre, las fuerzas del régimen de Damasco llevan a cabo una amplia ofensiva con el apoyo de Rusia, su principal aliado.

Tras saltar en paracaídas, el piloto hizo uso de su arma de fuego con el fin de tratar de escapar de sus enemigos pero enseguida fue rodeado y capturado. Enseguida se produjo un intercambio de tiros y el militar ruso resultó muerto, señaló el director del OSDH, Rami Abdel Rahmane, quien añadió que no sabía a qué grupo armado pertenecían los autores de los disparos.

Por su parte, el Ministerio de Defensa ruso señaló que un avión de combate Su-25 fue derribado en la provincia de Idlib y que el piloto murió durante «un combate con los terroristas», tras haber logrado eyectarse del avión y saltar en paracaídas. El Ministerio ruso añadió que el avión fue derribado por un misil portable tierra-aire del tipo MANPAD. El incidente se produjo en la llamada «zona de desescalada».

Rusia y Turquía, país que se hizo cargo de la «zona de desescalada» de Idlib, están «tomando medidas» para repatriar el cuerpo del piloto, añade el comunicado del Ministerio de Defensa ruso.

Según Abdel Rahmane, cuya organización dispone de una amplia red de fuentes informativas en toda Siria, en las 24 horas anteriores al incidente tuvieron lugar «docenas de ataques aéreos rusos» en la provincia de Idlib.