El asesinato de 12 nepalís a manos de sus secuestradores, el grupo terrorista islamista Yeish Ansar al Suna (Ejército de Seguidores de la Tradición del Profeta) causó ayer una gran conmoción en Nepal y fue recibido con sorpresa y preocupación en todo el mundo, quizás para compensar la indiferencia que su captura suscitó hace 11 días. Este acto de "bárbaro terrorismo", como lo calificó el ministro nepalí de Exteriores, Nabin Bahadur Shresta, ha elegido como víctimas a ciudadanos de un país que "rehusó tomar parte en la ocupación militar de Irak" como aliado de EEUU. Los inmigrantes nepalís trabajaban de cocineros y lavanderos en una empresa jordana con actividades en Irak.

La matanza fue anunciada en una página de internet del grupo terrorista, en la que además de imágenes de los cadáveres y de una declaración de su jefatura militar se informaba de la decapitación de uno de los rehenes y de la ejecución de los otros 11 secuestrados.

"CREYENTES EN BUDA" "Hemos llevado a cabo la sentencia de Alá contra 12 nepalís, que vinieron de su país para combatir a los musulmanes y para servir a los judíos y los cristianos... que creen en Buda como su Dios", declara el grupo de fanáticos en su comunicado. "Vamos a eliminar a cualquier agente, traidor y espía". Las imágenes, según la cadena Al Jazira que aseguró haberlas contemplado, muestran cómo un individuo con el rostro tapado y con indumentaria militar degüella con un cuchillo a un hombre extendido sobre el suelo. La grabación, de cuatro minutos de duración, contiene también imágenes de un supuesto terrorista que muestra ante la cámara una cabeza decapitada.

Los nepalís desaparecieron el 19 de agosto, poco después de cruzar en dos furgonetas la frontera con Jordania. El grupo salió de su país a principios de agosto con la promesa de que iban a trabajar en Jordania, aunque finalmente acabaron en Irak, donde un elevado número de nepalís forman parte del personal de servicios a empresas extranjeras.

Al día siguiente, también en internet, los secuestradores exigieron al Gobierno de Katmandú que dejara de enviar trabajadores a Irak, cosa que, por cierto, no hace.

Yeish Ansar Al Suna es uno más entre los muchos grupos integristas insurgentes que desde la caída de Sadam secuestran a los extranjeros como parte de su lucha contra EEUU o para obtener rescate. Un centenar de extranjeros, la mayoría de países musulmanes, han sido secuestrados desde abril. De ellos, al menos 18 siguen retenidos, 24 han sido asesinados, dos han desaparecido, otros dos escaparon de sus captores y el resto fueron liberados o rescatados.

FONDOS DE EEUU Por otra parte, el embajador de Estados Unidos en Bagdad, John Negroponte, ha pedido a su Gobierno que transfiera los fondos asignados para la reconstrucción de Irak --3.400 millones de dólares (casi 3.000 millones de euros)-- a la creación de 45.000 nuevos puestos en las fuerzas de seguridad.