¡Y va a caer, y va a caer, este Gobierno va a caer!, gritaron unos. «No al golpe fascista», respondieron otros. Venezuela mostró nuevamente en las calles la profundidad de sus divisiones y los peligros que la acechan. La Asamblea Nacional (AN), controlada por la oposición, llamó al antichavismo y a los descontentos con Nicolás Maduro a forzar su inmediata salida del poder. La plaza Juan Pablo II, en una de las zonas más prósperas de una Caracas pauperizada, fue el centro de las protestas. Juan Guaidó fue allí recibido con aclamaciones. «¡Presidente, presidente!», lo llamaron y le pidieron que preste juramento a ese cargo. Guaidó no los defraudó. Levantó su mano y, «ante Dios todo poderoso», asumió «formalmente la competencia del Ejecutivo de la Nación como presidente encargado». Tras la autoproclamación, le tomó juramento a los manifestantes, que se comprometieron a luchar «contra el usurpador hasta lograr plenamente» el restablecimiento de la Constitución. «Sabemos que esto va a tener consecuencias».

Guaidó aseguró que esa escena de masas, respaldada enfáticamente por el vicepresidente de EEUU, Mike Pence, se había repetido en 53 concentraciones en todo el país y en distintas partes de mundo. Y remarcó que el 23 de enero, cuando se cumple aniversario de la caída del dictador Marco Pérez Jiménez, los venezolanos comenzaron a recuperar su independencia. «Hemos esperado este momento por años». Maduro había sostenido que la AN es la cabeza de playa de una intervención internacional impulsada por Washington. «¿Se viene la invasión? Es puro cuento», dijo Guaidó y aseguró que el Congreso que encabeza ha comenzado a asumir competencias en el ejercicio del poder. «¿A quién reconoce la comunidad internacional? Una banda no hace presidente». La admnistración Trump le dio la razón y lo reconoció como mandatario interino. A su vez, EEUU le reclamó a otros países «occidentales» hacer lo mismo. Con ese aval norteamericano, el Parlamento informó que ha comenzado a diseñar los mecanismos para hacer efectivo un canal humanitario que permita a la población mitigar los problemas de alimentos y medicinas. El anuncio supone un desafío mayúsculo para Maduro.

EL FACTOR MILITAR

Pero más audaz fue la otra revelación hecha por Guaidó a sus seguidores: el próximo sábado se aprobará un proyecto de ley de amnistía para militares y civiles para «que se pongan del lado de la Constitución». Las instituciones castrenses son hasta ahora el pilar del madurismo pese a las expresiones de descontento, el arresto de 180 uniformados, algunos de ellos generales, y las deserciones que se han conocido en los últimos años. Minutos antes de que Guaidó hablara en público, el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) había ordenado a la fiscalía «actuar de forma inmediata» contra las autoridades de la AN, por considerar que sus actos son inconstitucionales. El presidente de la AN dijo que no tenía miedo de ser detenido. Maduro encontró también su respaldo bajo los lemas «defender la paz y la unión nacional». Guaidó estimó que el Gobierno fracasó en su intento. «Los ciudadanos que iban a la contramarcha se vinieron acá». Al menos cuatro personas perdieron la vida, según versiones periodísticas no confirmadas. Como en 2014 y 2017, las cortinas de gas lacrimógeno volvieron a esparcirse en diferentes puntos de la ciudad. Pero todo puede ser peor porque no se vislumbra un horizonte mínimo de negociación entre las partes confrontadas. El expresidente del Gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero afirmó que Venezuela no está exenta de terminar en «un conflicto civil con consecuencias que pueden ser dramáticas» y pidió que «esos dos pueblos o partes de la sociedad no acaben en un choque».

Donald Trump expresó todo su respaldo al autoproclamado presidente interino y pidió «a otros gobiernos del Hemisferio Occidental» que hagan lo propio para «restaurar la legitimidad constitucional» en el país caribeño. Brasil, Colombia, Chile, Perú, Costa Rica, Paraguay y Canadá le secundaron. También la Unión Europea (UE), por boca del presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk. «Espero que toda Europa se una en apoyo a las fuerzas democráticas de Venezuela. A diferencia de Maduro, la Asamblea, incluido Juan Guaidó, tienen el mandato democrático de los venezolanos», afirmó.