El Reino Unido reducirá drásticamente los aranceles aduaneros en caso de un brexit sin acuerdo y no llevará a cabo controles de aduanas en su frontera con Irlanda para evitar una frontera física. La decisión de informar sobre esta nueva regulación aduanera se produce después de que el Parlamento británico tumbara por segunda vez el plan del brexit cocinado por la primera ministra, Theresa May.

Sin embargo, la Comisión Europea no tardó en responder a la propuesta británica. Aseguró que la estudiará «con atención», pero advirtió de que no actuará de manera recíproca. Es decir, no solo no suprimirá aranceles sino que aplicará el régimen que establecen las reglas de la Organización Mundial del Comercio (OMC). «En el caso de que no haya acuerdo, la UE ya ha dejado claro que aplicará el régimen comercial ordinario para terceros países en todas las relaciones comerciales con el Reino Unido», dijo en rueda de prensa el portavoz jefe del Ejecutivo comunitario, Margaritis Schinas. Bruselas cree que es «esencial» que la UE actúe de este modo para seguir siendo un socio comercial «fiable» para el resto del mundo, por lo que debe cumplir con las normas acordadas en foros internacionales.

El Gobierno británico anunció que, en este nuevo régimen aduanero, que entraría en vigor la noche del 29 de marzo en ausencia de un acuerdo de divorcio con la UE o un aplazamiento del brexit, el 87% de las importaciones no estaría sujeto a derechos de importación durante un periodo de 12 meses, a la espera de la introducción de un régimen aduanero permanente. «Si dejamos la UE sin acuerdo, eliminaremos la mayoría de nuestras tarifas, mientras que las mantendremos para algunas de las industrias más sensibles», dijo el Secretario de Estado de Política Comercial, George Hollingbery. «Este enfoque equilibrado ayudará a respaldar los empleos británicos y evitará un alza potencial de precios que afectará a los hogares», agregó.

Alimentación y automoción

En la mayoría de los casos, los aranceles de ciertos productos alimenticios, como la carne de res, cordero, cerdo, pollo y ciertos productos lácteos, se reducirían, pero no se eliminarían para proteger a los productores británicos. Con respecto al sector de la automoción, el Gobierno anunció que los fabricantes «no estarían sujetos a aranceles aduaneros adicionales sobre las partes importadas de la Unión Europea para evitar la interrupción de las cadenas de suministro».

Este nuevo régimen no se aplicaría a las importaciones de países con los que el Reino Unido ya ha firmado un acuerdo de libre comercio, así como a unos 70 países en desarrollo que tienen acceso preferencial al mercado del Reino Unido. El Gobierno también declaró que no aplicaría aranceles ni llevaría a cabo controles aduaneros sobre las mercancías que pasaran por la frontera de Irlanda del Norte.

Tras conocerse este plan, la directora general de la Confederación de la Industria Británica (CBI, en inglés), Carolyn Fairbairn, declaró a la cadena BBC que estas medidas demuestran los problemas de un brexit sin acuerdo. «Lo que estamos escuchando es el mayor cambio en términos comerciales que este país haya afrontado desde mediados del siglo XIX sin consultar con la empresa y sin tiempo para prepararse. Esta no es la manera de dirigir un país», añadió Fairbairn, preocupada por la imprevisible incidencia de una salida sin acuerdo de la UE, que puede afectar sobremanera al comercio e industria del Reino Unido.