La amenaza de que se repitan este año en el estado de Ohio los interminables recuentos de votos de Florida, que impidieron proclamar en el 2000 un ganador de las presidenciales durante 36 días, planea sobre los comicios del 2-N, que ayer entraron en su esprint final. El presidente de EEUU, George Bush, y su adversario, el senador John Kerry, se volcaron en una frenética carrera de mítines electorales en los estados de Wisconsin y Iowa, dos de los más reñidos, donde se dirigieron ataques mutuos.

"Cuando el presidente tiene que enfrentarse a las consecuencias de sus propias decisiones, no las afronta, trata de esconderlas", arremetió Kerry en la localidad de Green Bay (Wisconsin), donde comenzó la apretada jornada electoral. "Al igual que le han advertido de sus errores en Irak, a Bush le han avisado también, una y otra vez, de lo vulnerable de nuestra seguridad nacional", añadió, poniendo en duda que su rival republicano pueda garantizar adecuadamente la seguridad de los ciudadanos, uno de los puntos fuertes de Bush en los sondeos de opinión.

Desde su trinchera, el presidente Bush se lanzó también en barrena contra Kerry, acusándole de haber sido "débil e inactivo" en sus dos décadas en el Senado. "Estamos en medio de una guerra global contra el terror, y en ella no hay lugar para la confusión o para la debilidad", recalcó Bush en Onalaska (Wisconsin).

RECUERDO DE FLORIDA Mientras los dos rivales intercambiaban golpes, sus asesores electorales no quitaban ojo al crucial estado de Ohio, donde los dos bandos están enfrascados en una guerra de denuncias judiciales por fraude electoral, obstrucción del voto e intimidación de los votantes, que no tiene visos de resolverse antes del 2-N. "No podemos olvidar lo que pasó en Florida", declaró al diario The Washington Post el representante demócrata por Georgia, John Lewis, algo que, prometió, "no sucederá en Ohio".

Sin embargo, los hechos indican lo contrario, en vista de las 35.000 impugnaciones presentadas por los republicanos contra otras tantas inscripciones demócratas para votar, de las cuales 25.000 siguen pendientes de resolverse. Este partido enviará a 8.000 delegados a los colegios el 2-N para impugnar muchas más, sobre todo de votantes primerizos, porque dudan de su validez. Las listas electorales de Ohio tienen más de 120.000 inscripciones de votantes duplicadas, y un número indeterminado de otras no válidas por traslado del titular a otro estado. Como explicaba ayer el Post , en las listas figuran hasta dos presuntos terroristas y una víctima de un asesinato.