La segunda vuelta no está completamente decidida en Brasil. Al menos eso sugiere la última encuesta de la consultora Datafolha en la que la distancia, todavía holgada, entre Jair Bolsonaro y Fernando Haddad, se ha estrechado seis puntos. El sondeo conocido en la noche del jueves muestra que el candidato del Partido Social Liberal (PSL) alcanzaría el 56% de los votos válidos, contra el 44% del aspirante del Partido de los Trabajadores (PT). Días atrás, el líder de la ultraderecha llegaba al 59% de la intención de voto. Según Datafolha, el porcentaje de sufragios blancos y nulos es del 8%. Los entrevistados que no quieren dar a conocer su preferencia llegan al 6%.

"Comenzó el viraje", dijo entusiasta Haddad en la nordestina Pernambuco. "La población está en la calle esclareciendo quién es Bolsonaro, qué hizo, hablo y piensa. Él solo habla absurdos, es una persona que no respeta a nadie. El pueblo brasileño va a hacerse respetar derrotando a Bolsonaro el domingo". Haddad cree en que el milagro es posible. El optimismo, que todavía parece desmedido, de acuerdo con los analistas, se basó también en que su nivel de rechazo en el electorado pasó del 54% al 52%, mientras que los brasileños que nunca optarían por Bolsonaro subieron de l 41% al 44%. Lo notable en la encuesta de Datafolha es que el segmento en el que el petista más subió fue entre los más ricos. Entre los más jóvenes, Haddad saltó del 39% al 45%, mientras que Bolsonaro cayó del 48% al 42% El aspirante del PT consideró que si Ciro Gomes, del la centroizquierda y tercero en la primera vuelta, se hubiera involucrado más en la campaña electoral, la diferencia se habría achicado aún más.

El capitán retirado del Ejército ha tomado nota de estas oscilaciones en las encuestas y, en una transmisión en vivo por internet, casi a los gritos, llamó a sus seguidores a redoblar los esfuerzos para garantizar la victoria de la ultraderecha. "La elección aún no ha terminado". Bolsonaro le exigió a su vez a los parlamentarios electos entren en la pelea por la disputa por la presidencia.

LA CARTA DE LULA

En el tramo final de la campaña electoral, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, encarcelado desde abril, llamó a la sociedad a evitar las consecuencias del ascenso al poder de Bolsonaro. “No podemos dejar que la desesperación lleve a Brasil en la dirección de una aventura fascista, como ya vimos suceder en otros países a lo largo de la historia”, dijo a través de una carta. Lula cumple una condena a 12 años de prisión por corrupción en una causa que, ha asegurado el ex líder sindical, no se presentó ninguna prueba en su contra. Con ese juicio, insitió, se ha impedido su presentación en esta contienda en la que el PT designó a Haddad recién el 11 de setiembre.

EL GOBIERNO MOLESTO CON ROGER WATERS

El último concierto de Roger Waters en Río de Janeiro, durante el cual el ex Pink Floyd rindió homenaje Marielle Franco, la dirigente social y legisladora carioca asesinada meses atrás. Waters llamó a Bolsonaro “neofascista” y provocó el enojo del Gobierno de Michel Temer, donde varios de sus ministros ya expresaron sin disimulos su simpatía por el capitán retirado. El ministro de Cultura, Sérgio Sá Leitão, consideró que Waters se metió en la disputa por la presidencia para favorecer a Haddad. El cantante y compositor, ha señalado, difrazó su concierto de una “manifestación política” y una acción proselitista favorable al PT sin renunciar a ganancias millonarias. Waters hizo subir al escenario a Mónica Benício, la viuda de Franco, quien además de pedir justicia comenzó a gritar “él no”, por Bolsonaro. Otra vez, como sucedió semanas atrás en Sao Paulo, un sector del público que asistió al estadio Maracaná, reprobó las críticas del músico inglés a Bolsonaro. Caetano Veloso, uno de los artistas más populares de Brasil, fuertemente involucrado en la campaña "él no", agradeció a Waters por levantar fuerte su voz en medio de una situación política tan delicada.