El hedor de la muerte se sentía ayer a lo largo de las costas del sur de la India, donde las familias dejaban ir su dolor ante las fosas comunes. Las grúas realizaban profundas excavaciones mientras se preparaban las cremaciones en las aldeas de pescadores, destrozadas por una pared de agua.

"Mamá, ¿qué ha pasado? Tú no estás muerta, tú te has ido a otro pueblo. Vuelve por favor", imploraba una mujer junto a una fosa común en el estado de Tamil Nadú, muy afectado.

Horror en Cuddalore

En la aldea costera de Cuddalore, hombres y mujeres cargaban en brazos con cuerpos, muchos de ellos de niños, en una procesión sin fin. Algunos se arrodillaban y gritaban, en esta localidad de Tamil Nadú, cuando los muertos descendían a las fosas o cuando el humo se elevaba hacia el cielo.

Numerosas familias han perdido al menos a uno de los suyos. Una mujer gemía junto a una tumba abierta donde reposaban los restos de sus tres hijas, de 10, 7 y 6 años. Entre los muertos hay también muchos pescadores a los que el tsunami sorprendió en el mar, o se llevó por delante sus rudimentarias casas.

Playas llenas

Un hombre se desmayó ante el cadáver de su hijo, de apenas 8 años, mientras que la madre se arrastraba por el suelo, golpeándose el pecho. "La playa estaba llena ayer, porque era domingo y mucha gente juega al cricket, una pasión aquí", relataba muy afectado un policía local.

Los equipos de rescate rastreaban las playas por segundo día consecutivo, en búsqueda de cadáveres devueltos por el mar y los alineaban meticulosamente. En las playas se podía ver ayer coches, bicicletas, barcos, algunos de ellos un kilómetro y medio tierra adentro, testimonio de la violencia de las olas, que llegaron a alcanzar los 10 metros de altura.

La policía trataba de alejar de la playa a la gente que seguía buscando desesperadamente a sus seres queridos.