Medio país se avergüenza. Holanda no sabe cómo explicar, sobre todo de cara al extranjero, el resultado de la elección televisiva del holandés más grande de todos los tiempos. El programa-concurso se inventó en Inglaterra, donde escogieron a Winston Churchill como el inglés de mayor trascendencia en la historia. Compraron la idea en Alemania, donde salió elegido Konrad Adenauer, en 1948 el primer canciller de la antigua República Federal de Alemania. Holanda también optó por un político, pero de bastante menos peso. Y mucho más polémico.

Pim Fortuyn --líder populista y de extrema derecha en sus opiniones sobre el islam y los inmigrantes--, asesinado el 6 de mayo del 2002 en vísperas de las elecciones generales, figura desde la noche del lunes, tras la votación masiva de los telespectadores, como el holandés más grande . "Una elección estúpida", clamaron ayer los historiadores del pequeño país, aún convulsionado por el reciente asesinato del cineasta Theo van Gogh por un islamista radical, que seguramente ha influido en esta preferencia masiva por Fortuyn. "En el extranjero se morirán de risa", añadió uno de los críticos.

Un proyecto serio

El programa era un proyecto muy serio, fiel a la idea original inglesa. Primero, un comité de sabios elaboró una lista de 200 candidatos a ser holandés u holandesa más memorable, procedentes de todos los espectros de la sociedad. Tras las primeras votaciones se llegó a una lista corta de 10 finalistas. Durante varias semanas, la televisión dedicaba una hora a cada uno de estos finalistas, con una biografía y un experto como defensor de su candidatura.

A lo largo de la noche del lunes quedó perfilada la clasificación. Los últimos eran los pintores Vincent van Gogh (décimo) y Rembrandt (noveno). Ana Frank, la única mujer, octava. El almirante Michiel de Ruyter, séptimo. Johan Cruyff, único finalista con vida, sexto. El universal filósofo Erasmo, quinto, y Antoni van Leeuwenhoek, pionero de la medicina, cuarto. Quedaba el podio, tres políticos, en una elección que para muchos era una comparación de manzanas con peras.

Podría haber optado Holanda por un voto más histórico y social. Pero tercero quedó el exprimer ministro Willem Drees, promotor del alabado sistema de protección social de Holanda. Y segundo fue Guillermo de Orange (1533-1584), apodado "el padre de la patria", férreo luchador contra los invasores españoles, defensor de la libre elección de religión e impulsor de la unificación de las dos holandas, la del norte y la del sur. Guillermo de Orange fue asesinado, igual que Fortuyn, pero perdió la lucha contra el recuerdo más reciente.

"A Holanda le falla el sentido histórico", comentó el historiador Arend Jan Boekestijn en el periódico Algemeen Dagblad . El catedrático Henk te Velde añadió: "Es completamente injusto. Por supuesto que Fortuyn ha significado algo en los últimos años, pero sobre todo a raíz de su muerte".