Holanda endurecerá su legislación para combatir el terrorismo y el radicalismo islámico, y otorgará más poderes a los cuerpos de seguridad. Los ministros de Interior, Jan Hein Donner, y de Justicia, Johan Remkes, anunciaron los cambios ayer, antes de que el Parlamento empezara un agrio debate sobre los pormenores de la muerte del cineasta Theo van Gogh, asesinado la semana pasada, y sobre el arresto del presunto autor del crimen y de otros supuestos integristas.

En una carta dirigida al Parlamento, el Gobierno comunicó que intensificará la lucha "para contrarrestar el radicalismo". Así, se prohibirá la entrada al país de imanes que prediquen una ideología extremista y se aumentará el control sobre posibles nidos islamistas, incluidas las mezquitas.

También se aplicarán medidas --ya anunciadas con anterioridad--, como desposeer de la nacionalidad holandesa a las personas que gocen de doble nacionalidad y se considere que "dañan los intereses esenciales del Estado".

Remkes envió en la madrugada del miércoles al jueves una carta de 50 folios al Parlamento para explicar en detalle las investigaciones previas y posteriores al asesinato de Van Gogh. El ministro ha sido muy criticado, incluso por su propio partido, el VVD conservador, por los fallos detectados en la actuación del servicio de espionaje (AIVD), que vigilaba al presunto asesino del cineasta, Mohamed Buyani, desde el 2002, pero no le consideró un elemento clave en la trama islamista.