Los servicios de Inteligencia holandeses frustraron una operación rusa el pasado abril en la sede de la Organización para la Prohibición de Armas Químicas, con sede en La Haya, en una operación en la que se expulsó a cuatro agentes rusos, según ha informado la ministra de Defensa, Ank Bijleveld.

Un ordenador portátil que pertenecía a uno de los cuatro agentes estaba conectado a Brasil, Suiza y Malasia. Respecto a Malasia, el contenido detectado se refería a la investigación sobre el accidente del vuelo MH-17 de Malaysia Airlines, derribado por un misil en el 2014 en el este de Ucrania, ha asegurado la ministro en una conferencia de prensa.

El misil que derribó al Boeing 777 de Malaysia Airlines cuando sobrevolaba el espacio aereo de Ucrania había sido disparado por una batería antiaérea BUK lanzada desde Rusia y posicionada en territorio bajo control de las milicias prorrusas.

Dudas

El Equipo de Investigación Conjunta (JIT), encabezado por Holanda, país con mayor número de ciudadanos a bordo del aparato, acaba de dar un paso más en sus pesquisas. En una conferencia de prensa celebrada este jueves en Bunnik, cerca de Utrecht, miembros del JIT han identificado la procedencia exacta del arma, y han determinado que ésta pertenecía a la 53 Brigada Antiaérea del Ejército ruso, con base en Kursk, en el oeste de Rusia.

Las 298 personas que viajaban a bordo de ese vuelo, entre pasajeros y tripulación, perdieron la vida. Las tareas de rescate y repatriación de los cadáveres fueron dificultadas por el hecho de que el aparato cayó en una zona bajo el control de las milicias prorrusas, a escasos 50 kilómetros de la frontera con Rusia. Durante días, nadie acordónó el lugar y milicianos insurgentes y periodistas tuvieron un acceso sin restricciones a los restos del aparato, lo que suscitó dudas sobre la posibilidad de que se acabaran eliminando pruebas.