Dos años después de llegar al poder y con la popularidad bajo mínimos, François Hollande, ha defendido su política de ajuste al tiempo que ha reconocido los fallos cometidos en la primera parte de su mandato. "Tendría que haber ido más rápido (en las reformas) y advertir más sobre la gravedad de la crisis", ha admitido en una entrevista concedida al canal de información continua BFM-TV y la radio RMC en la que se ha sometido también a las preguntas de los oyentes.

"No me he referido suficientemente a la gravedad de la situación, a la degradación de la competitividad de la industria francesa", ha dicho el jefe del Estado, que ha extendido la autocrítica al proceso "demasiado largo" de aprobación de la ley del matrimonio gai, que sacó a la calle a la Francia conservadora con la manifestación más masiva de los últimos 30 años.

En actitud de combate, Hollande ha justificado su giro económico -recorte del gasto público en 50.000 millones y reducción de las cotizaciones a las empresas- y su reforma en el ámbito territorial- la reducción a la mitad de las regiones y supresión del equivalente de las diputaciones españolas- y electoral, relanzando el proyecto para que los extranjeros puedan votar en las elecciones locales.

El jefe del Estado ha insistido en interpretar la derrota socialista en las municipales del pasado mes de marzo como una demanda de los ciudadanos en el sentido de "ir más rápido y más allá" en las reformas. En este contexto ha enmarcado su decisión de nombrar a Manuel Valls primer ministro para dar un nuevo impulso a la legislatura. Sobre el contraste entre la popularidad de Valls -que sigue en cabeza en los sondeos- y la suya -un 18%, la más baja de la quinta República- se ha mostrado pragmático. "No iba a elegir un hombre juzgado impopular o incompetente. No quiero prestarme al juego de optar por la persona que no me hará la competencia", ha indicado.

"No tengo nada que perder", ha reconocido el presidente francés para subrayar su determinación insinuando que si no logra resultados no optará a un segundo mandato. "¿Cómo quiere que al final del mandato, si fracaso con el crecimiento, con el paro, con larecuperación del país, pueda decir que tengo la solución para la siguiente etapa?", ha declarado a lo largo de la pugnaz entrevista.

Dignidad

En relación a su agitada vida privada y del escándalo sobre su infidelidad con la actriz Julie Gayet -que desembocó en la ruptura con la primera dama, Valerie Trierweiler- Hollande estima haber mantenido la dignidad. "Nunca he caído en la facilidad, la confusión, la vulgaridad o la grosería. No se puede dejar pensar que no lo he sido (digno). La vida privada debe mantenerse privada. Los franceses deben juzgarme por lo que hago, mirarme por lo que soy, no voy a confundir vida privada y vida pública", ha zanjado.