Ni siquiera le arredró el anterior intento de asesinato, con el disparo de cinco misiles desde un helicóptero israelí, al que sobrevivió el pasado 10 de junio del 2003, cuando fue alcanzado en la pierna y uno de sus seis hijos (Ahmed) sufrió heridas graves. Desde el lecho del hospital volvió a gritar su desafío a Israel: "¡Ningún judío permanecerá en Palestina!".

Porque Abdelaziz Rantisi era probablemente el hombre más duro de Gaza, criado en el campo de refugiados de Jan Yunes desde que su familia se vio forzada a huir, cuando él sólo contaba con un año de edad, de su aldea natal de Yabna (junto a Jaffa) durante la primera guerra árabe-israelí de 1948, y curtido después en numerosas cárceles israelís y palestinas. Las temporadas de prisión tampoco sirvieron para amilanarle. Rantisi fue deportado al sur del Líbano en diciembre de 1992 con otros 414 integristas presos de los que se había convertido en líder, regresó del exilio a la primera oportunidad que tuvo (tras los acuerdos de Oslo de 1993), a pesar de que eso le supuso volver a prisión, donde estuvo hasta el año 1997.

Cofundador de Hamás en 1987, se enfrentó a Yasir Arafat y volvió a ser encarcelado por la Autoridad Nacional Palestina en 1998 y el 2000. Antes de suceder al jeque Yasín al frente de ese Movimiento de Resistencia Islámico, era su portavoz en Gaza.

Estudió Medicina en Egipto, en la ciudad de El Cairo, donde se formó en el fundamentalismo de los Hermanos Musulmanes y, a su regreso a Gaza, en 1973, se convirtió en el fundador del Centro Islámico. Fue jefe de Pediatría del hospital Naser hasta que Israel le obligó a dimitir, en el año 1983. Pero nunca renunció al integrismo.