Iván Golúnov, sobre el que pesa la acusación de tráfico de drogas por la que podría ser condenado a 15 años de prisión, fue trasladado ayer al Hospital Municipal numero 71 para ser examinado, tras ser objeto de malos tratos, según su entorno. La brigada de la ambulancia que le trasladó al centro confirmó la existencia de «hematomas», «abrasiones en el pecho», además de sospechar «lesiones en las costillas» y «conmoción cerebral», según informó Interfax. Su entorno insiste en que las acusaciones son «fabricadas».

El arresto de Golúnov, célebre por sus investigaciones sobre tramas corruptas relacionadas con la alcaldía de Moscú -en manos de Serguéi Sobyanin, un estrecho aliado de Putin- ha suscitado una inusitada reacción que ha sorprendido a las autoridades, con cientos de personas montando piquetes.

Cincuenta metros exactos de distancia mantenían, a mediodía de ayer, Aleksándr y Fyodor, dos manifestantes posicionados desde hacía ya horas frente a la delegación en Moscú del Ministerio del Interior. Con pancartas de protesta por la detención el pasado jueves del reportero de investigación Iván Golúnov, uno de los periodistas de su ramo más conocidos de Rusia, ambos habían recibido detalladas instrucciones para no acercarse demasiado el uno Al otro, so pena de ser prendidos también por unos agentes de policía que, de forma intimidatoria, patrullaban arriba y abajo en los aledaños de la sede gubernamental.

El denominado piquete único es la acción de protesta callejera que, de acuerdo con la legislación rusa, no requiere el visto bueno previo gubernamental, tal y como recordaba a sus lectores la publicación online Meduza, donde trabaja el periodista detenido. Y si ambos activistas hubieran hecho caso omiso de las recomendaciones y se hubieran aproximado a un trecho inferior al indicado, a efectos legales ya se consideraría una manifestación, con implicaciones jurídicas para sus participantes en caso de carecer del permiso de la autoridad competente.