Arboles arrancados, piscinas cubiertas de barro, cables eléctricos por los suelos. El Sofitel Magic Lagoon de Khao Lak, en el norte de Phuket, no es más que un montón de ruinas donde la vida se paró en unos segundos.

El lujoso establecimiento del grupo francés Accor está construido junto al mar, en varias filas de pequeños edificios de tres pisos, entre las que discurren inmensas piscinas. Es aquí, en estas avenidas de hormigón, donde el mar entró 200 metros. Los edificios que estaban en primera línea de mar fueron completamente engullidos. De ellos, sólo quedaban ayer las paredes de hormigón y un montón de escombros.

En el conjunto del complejo, el primer piso se hundió sobre la planta baja de cada una de las unidades de apartamentos.

Ayer a mediodía, una treintena de cuerpos hinchados por el agua y envueltos en sábanas esperaban, en la entrada del complejo, que un camión viniera a recogerlos.

Trabajo inacabado

Por todas partes, el hedor de muerte testimoniaba que el trabajo de limpieza aún no ha acabado. Una maleta abierta, zapatillas de deporte, un guante de boxeo, y un flotador de niño yacen aquí y allá. El agua llegó como una furia y se retiró también muy deprisa, llevándose coches, ventanas y techos. Muchos de los clientes no tuvieron tiempo de salir de sus habitaciones. Los empleados del hotel están todavía conmocionados y rechazan hablar con la prensa. Junto con los militares tailandeses, el personal del Sofitel, equipado con máscaras y guantes, busca y retira muertos de entre los escombros.

Imposible hacer un recuento. "Debo informar únicamente a mis superiores", indica un empleado mientras revisa una sala de piscinas en busca de posibles víctimas. En la entrada, un responsable francés de Sofitel rehúsa hablar. "La prensa no puede entrar aquí", dice muy seco, manifiestamente agotado por las 48 horas infernales que acaba de vivir.

Accor anunció desde París que "no tiene noticias" de cientos de personas alojadas en el Magic Lagoon. Un centenar de ellas han sido enviadas a Bangkok y según Accor "es muy difícil tener informaciones" sobre el resto. En el momento de la tragedia había en el hotel 350 clientes y entre 200 y 250 empleados.