La oposición venezolana ha convocado para este jueves una huelga general como presión para frenar la formación de una Asamblea Constituyente y lograr acelerar la salida del poder del presidente Nicolás Maduro. El Gobierno ha decidido reforzar la seguridad con vistas a las elecciones constituyentes del 30 de julio. Pero 11 días parecen una enormidad en un país que, según la presidenta chilena Michelle Bachelet, está obligado a encontrar “una salida pacífica” a su crisis para evitar un “choque brutal”.

La opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) invocó la noche del miércoles las 7,1 millones de firmas presentadas durante su consulta simbólica del domingo para presentar su propuesta de recuperación de Venezuela, sobre la base de un futuro Gobierno de unidad. El programa se presentó como una suerte de gestión en la sombras y de cara un futuro “inmediato”. El objetivo, señaló el diputado Henry Ramos Allup, es la justicia social y la apertura de un canal humanitario en su primera fase. “Lo primero en la agenda es la aplicación de un Plan de Atención Inmediata con énfasis en alimentación (abastecimiento y precios) y salud (medicamentos y atención) y a la necesidad de dar respuestas concretas al legítimo descontento popular, con apropiado sentido de urgencia y prioridad”.

La oposición se compromete también a garantizar un Gobierno de naturaleza civil, que, asegura, no aspirar a ser hegemónico y garantizará los derechos políticos de todo aquel que piense distinto o tenga una ideología diferente a la MUD. El candidato a la presidencia por la MUD será escogido a través del método de elecciones primarias nacionales. Quien resulte electo mandatario renunciará a su derecho a la reelección indefinida.

En relación a las Fuerzas Armadas, la coalición se compromete a terminar con el proyecto chavista de “unidad cívico-militar” y fomentar la independencia de las instituciones castrenses del poder político. Por último, expresó su compromiso de respetar a quienes piensen políticamente distinto, “pues esto contribuye a la pluralidad en toda democracia”. La MUD prometió que nunca habrá “ningún tipo de retaliación o discriminación” contra los chavistas.

La respuesta del Gobierno

Diosdado Cabello, el vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSVU), ha sido el encargado de responder al plan de la MUD durante su programa televisivo “Con el mazo dando”. Cabello ha dicho que este jueves, mientras la MUD convoca la protesta, el chavismo engrasará “su maquinaria electoral” con actos en todo el país. “Venezuela entera movilizada”, ha dicho.

La MUD ha anunciado que tomará juramento a los “nuevos” integrantes del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) en las próximas horas. La Fiscal general, Luisa Ortega Díaz, enfrentada desde abril al chavismo, y convertida súbitamente en heroína por parte de la oposición, ha rechazado el plan de la opisición para el máximo tribunal.

Hora cero

La huelga general lanzada por la MUD como parte de su llamada “hora cero”, volverá a tensar las fuerzas con el Gobierno. Los sindicatos oficialistas advirtieron que si empresas o fábricas cierran sus puertas “se tomarán las medidas necesarias”. El Ministerio de Trabajo anunció que desplegará inspectores por las principales ciudades para garantizar el derecho de los venezolanos a trabajar.

En este contexto, y en el marco de una nueva cumbre del Mercosur en Argentina, de la que Caracas quedó marginada, Bachelet reconoció la existencia de “riesgo” de una confrontación aún mayor en Venezuela porque en la oposición “puede haber la intención de algunos de pasar a una forma de expresión más dura”. La presidenta chilena aseguró no obstante que la situación venezolana “tiene que ser resuelta por los propios venezolanos”. Y eso, ahora, resulta inverosímil.