Los incendios forestales "sin precedentes" que arrasan el este de Australia han reavivado esta semana el debate sobre la crisis climática en el país, que es el mayor exportador de carbón del mundo.

Una docena de alcaldes australianos se ha unido a las voces críticas contra las autoridades al firmar un manifiesto este viernes para pedir al Gobierno que reconozca la relación de la crisis climática y los fuegos en medio de unas temperaturas y una sequía extremas.

"Las condiciones catastróficas de estos fuegos fueron, al menos en parte, provocadas por el cambio climático", dice el manifiesto de los alcaldes de varias localidades afectadas por los incendios en como Bellingen en el estado de Nueva Gales del Sur y Noosa Shire en Queensland.

El Ejecutivo Liberal-Nacional, un férreo defensor de la explotación del carbón, el combustible fósil que más contribuye a la crisis climática, ha intentado evitar el debate sobre el calentamiento global.

Los incendios, que desde julio han quemado 12.000 kilómetros cuadrados en Nueva Gales del Sur y Queensland, una superficie mayor que Jamaica, han causado desde el viernes cuatro muertos, más de un centenar de heridos y calcinado más de 300 viviendas.

Pero esto podría ser solo el principio dado que la temporada de incendios estivales comienza ahora en Australia, donde el año pasado se registró el verano más caluroso con temperaturas de casi 50 grados en algunas partes de su territorio.

"El cambio climático es real"

La voracidad de estos incendios, que los bomberos han considerado "sin precedentes", ha motivado a una parte de la ciudadanía, a políticos como los del Partido Verde y expertos a exigir al Gobierno del primer ministro, Scott Morrison, a dejar de lado los debates ideológicos y a escuchar las advertencias de los científicos.

Durante los incendios forestales, Morrison se ha negado a referirse a la conexión entre la crisis climática y los incendios forestales, al argumentar que la atención debe estar en las víctimas y el control de las llamas.

"Hay un momento y lugar para debatir asuntos polémicos e importantes; ahora es importante centrarse en las necesidades de los australianos que necesitan ayuda", señaló a los periodistas el pasado martes.

"El cambio climático es real, no lo ves", le gritó a Morrison un manifestante durante su gira a las áreas afectadas en el estado de Nueva Gales del Sur, que además es el que más sufre por una de las peores sequías en décadas.

Por su lado, una coalición de más de una veintena de exjefes de los bomberos de Australia, que ha intentado reunirse con Morrison desde abril porque sabían que se avecinaba una crisis de incendios, consideró que la crisis climática está haciendo que las temporadas de verano sean más largas y mortales.

"El cambio climático ha 'supercambiado' el problema", dijo a periodistas en Sídney el exjefe del Servicio de Incendios y Rescate de Nueva Gales del Sur, Greg Mullins, al recalcar que "solamente un aumento en un grado de temperatura implica que los extremos sean más extremos y se pongan las vidas en riesgo".

Australia depende de la minería

Morrison, que en febrero del año pasado dio un discurso en el Parlamento con un pedazo de carbón en la mano para defender su explotación y busca sancionar a los ambientalistas que boicotean a los negocios de extracción de recursos, asegura que Australia no contamina tanto como otros países.

Ante las críticas del Partido Verde que vincula los incendios a la crisis climática, el vice primer ministro australiano y líder del Partido Nacional, Michael McCormack, salió esta semana al paso para tacharlos de "lunáticos rabiosos de la ciudad".

"Algunos creen que McCormack estaba actuando para su base, pero si es así estaría hablando a una parte, evidentemente para aquellos con un ojo en la industria del carbón. Muchos granjeros son conscientes, de primera mano, del impacto del cambio climático", dijo la politóloga australiana Mishell Grattan en la revista The Conversation.

El Gobierno de Australia, cuya economía depende de las exportaciones de minerales que sumaron 188.632 millones de USD (171.149 millones de euros) el pasado año fiscal, asegura que reducirá sus emisiones en un 26-28 por ciento para 2030 (respecto a 2005) en cumplimiento del Acuerdo de París.

Australia contribuye a un 5 por ciento del total mundial de la contaminación climática, si se suman las emisiones a nivel doméstico de gases que provocan el efecto invernadero (1,4 por ciento) y las exportaciones de gas, combustibles y carbón (3,6 por ciento).

Un estudio del instituto Climate Analytics indica que si Australia sigue aprobando proyectos mineros como el de Adani, la mayor mina de carbón del mundo en Queensland, será responsable para 2030 del 17 por ciento de las emisiones contaminantes.