Los inspectores de la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ) desplazados a Siria para investigar el presunto ataque perpetrado el 7 de abril en Duma, en el que murieron más de medio centenar de personas, no podían acceder ayer al lugar de la masacre porque Siria y Rusia no lo autorizaban, según denunció la embajada británica en La Haya, que avisó de que un acceso sin restricciones «es esencial» y de que «Rusia y Siria deben cooperar».

Un llamamiento realizado en el marco de la reunión celebrada por la OPAQ en la capital holandesa. «Estamos preocupados porque (los rusos) podrían haber manipulado con la intención de frustrar los esfuerzos de la misión de la OPAQ de llevar a cabo una investigación efectiva», alertó el embajador estadounidense Kenneth Ward, según Reuters.

Ambas acusaciones, tanto la negativa al acceso de los inspectores como la manipulación de pruebas, fueron rechazadas de plano por Rusia. «Puedo garantizar que Rusia no ha manipulado el lugar», aseguró el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, a la cadena británica BBC. Según el jefe de la diplomacia rusa, lo que ocurrió en Duma fue un montaje. «No puedo ser descortés con los jefes de otros estados, pero, hablando con sinceridad, todas las evidencias que citan están basadas en informes de los medios y las redes sociales», criticó.

Este nuevo rifirrafe entre Rusia y Occidente coincidió con la reunión mensual de ministros de Exteriores de la Unión Europea (UE), que condenó por unanimidad el uso de armas químicas en Siria pero sin llegar a cerrar filas del todo en torno a los bombardeos selectivos de este pasado sábado por parte de EEUU, el Reino Unido y Francia. Aunque no todos los gobiernos de la UE comparten la idoneidad de actuar de espaldas a las Naciones Unidas, los Veintiocho evitaron abrir fisuras en la nave europea y aseguraron «comprender» que la actuación militar del sábado fue una «medida específica» para evitar futuros ataques químicos.

«El Consejo comprende que los ataques aéreos de EEUU, Francia y el Reino Unido dirigidos contra instalaciones de armas químicas en Siria fueron medidas específicas adoptadas con el único objetivo de evitar el uso de armas químicas y sustancias químicas (…) para matar a su propia gente», aseguran en un documento en el que apuntan a un único culpable: Bashar al Asad.