La anunciada intensidad de la lucha por algunos estados bisagra se confirmó ayer, cuando dos de éstos, Iowa y Nuevo México, seguían sin poder entregar sus votos a uno de los candidatos. En Nuevo México era imposible determinar el ganador. George Bush iba por delante con algo más de 12.000 votos, pero otros 15.000 enviados por correo aún no habían sido contados.

Además, en algunos condados muchos votantes tuvieron que utilizar los llamados votos provisionales (sufragios emitidos el día de los comicios pese a problemas de identificación o de confusión de mesa electoral). Estos votos provisionales no se empezarán a contar antes de mañana.

A la indefinición de Iowa contribuyeron no sólo un voto muy repartido y un número aún no oficialmente conocido de votos anticipados y provisionales, sino también los problemas humanos y de la técnica. El secretario de Estado habló el martes por la noche de fatiga para explicar la detención de un recuento, pero también tuvo que reconocer que se estropearon algunas máquinas.

Otros dos estados bisagra, Wisconsin y Nevada, confirmaron que son políticamente inclasificables. En el primero, el triunfo de Kerry, por sólo un 0,5%, no se conoció hasta por la mañana. En Nevada, ganó Bush pese a que se creía que sería castigado por instalar un vertedero nuclear. I. NOAIN