La transferencia de poderes en Irak está prevista para el 30 de junio, pero la violencia no cesa en el país ocupado. Un coche bomba estalló ayer en pleno centro de Bagdad, cerca de la fortificada Zona Verde que alberga a la sede de la Autoridad Provisional de la Coalición (APC), y dejó al menos cuatro muertos y 25 heridos.

La explosión se produjo frente a la casa de Naim Hadad, un conocido exmiembro del partido Baaz que había trabajado en los servicios de espionaje durante el régimen de Sadam Husein. Hadad resultó herido en un pierna.

Este hecho contribuyó a aumentar la confusión sobre cuál era el objetivo del atentado. Entre las víctimas mortales había una mujer y un niño, según fuentes hospitalarias. No fue el único atentado. Qahtan al Rubei, dirigente del Partido Islámico de Irak, brazo iraquí de los Hermanos Musulmanes, fue asesinado en la noche del sábado, según dijo ayer un portavoz de su partido.

Tampoco mejora la situación en el sur. En Kufa, donde desde el pasado jueves teóricamente debía regir una tregua, los enfrentamientos entre las fuerzas estadounidenses y las milicias leales al clérigo shií Moktada al Sadr, causaron la muerte de dos soldados de EEUU, una mujer y una veintena de insurgentes.

Mientras, EEUU aplazó hasta hoy la reunión que debía celebrar con los miembros del CGI para decidir la composición del nuevo Gobierno provisional. Los iraquís defienden que el nuevo presidente sea Gazi al Yauar, mientras que EEUU apuesta por Adnán Pachachi.