Estados Unidos e Irán se han enzarzado en una nueva escalada dialéctica de acusaciones por el sabotaje que se produjo este jueves contra dos petroleros en el Golfo de Omán, que provocó una subida en picado de los precios del crudo. Teherán aseguró ayer que Washington y sus aliados «sabotean la diplomacia» al responsabilizar a Irán de los ataques «sin ninguna prueba», según el ministro de Exteriores iraní, Mohamed Yavad Zarif.

El presidente iraní, Hasan Rohaní, acusó indirectamente a Washington del sabotaje. «En los últimos dos años, el Gobierno de EEUU, violando todas las normas internacionales y utilizando sus capacidades económicas, financieras y militares, ha estado poniendo en práctica un enfoque agresivo y representa una grave amenaza para la estabilidad en la región y el mundo», ha afirmado Rohani.

Washington divulgó un vídeo de poca calidad en el que se ve un barco presuntamente de la Marina iraní que aparentemente retira una bomba lapa sin explotar de uno de los petroleros. El Mando Central del Ejército de EEUU difundió el vídeo para reforzar su acusación de que Teherán está detrás de los ataques.

Dos barcos cisterna sufrieron incendios por impactos de presuntos torpedos y explosiones cuando acababan de salir del estrecho de Ormuz, a unas 30 millas de la costa de Irán. El secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo, acusó a Irán, basándose en «informes de inteligencia, las armas empleadas y el nivel de conocimiento necesario para ejecutar la operación».

ATAQUES SIMILARES / También insistió en su parecido a los ataques registrados el mes pasado en un puerto emiratí contra cuatro petroleros, de los que Washington responsabilizó a Teherán, aunque los iranís negaron estar implicados en los hechos de forma rotunda.

«Que EEUU lanzara inmediatamente acusaciones contra Irán, sin ninguna prueba objetiva o circunstancial, solo prueba que el equipo B está moviéndose al plan B: sabotear la diplomacia y ocultar su terrorismo económico contra Irán», denunció Zarif en Twitter.

LOS TRES RIVALES / Con la expresión «el equipo B», el ministro se refirió el asesor de seguridad nacional estadounidense John Bolton, el primer ministro israelí, Binyamin Netanyahu, y el príncipe heredero saudí, Mohamed bin Salman. Israel y Arabia Saudí son los tres grandes rivales de Irán en la región y ambos cuentan con el apoyo de EEUU.

Teherán ha defendido que garantiza la seguridad en el estrecho de Ormuz -muy cerca de donde se produjeron los ataques contra los dos cargueros fletados por armadores noruegos y japoneses- y que prestó ayuda con rapidez a los buques cisterna saboteados.

«La República Islámica de Irán es responsable de garantizar la seguridad del estrecho de Ormuz y lo demostramos apresurándonos a salvar lo antes posible a los navegantes de los buques afectados», destacaba un comunicado del Ministerio de Exteriores iraní. Las autoridades iranís señalaron que habían rescatado a los 44 tripulantes de los dos buques, 23 de uno y 21 de otro, aunque la V Flota de EEUU, con base en Baréin, se atribuyó el salvamento de 21 personas.

El portavoz del Ministerio de Exteriores iraní, Abas Musaví, advirtió de que «la naturaleza sospechosa de los recientes ataques es alarmante».«Echar la culpa a Irán por el incidente sospechoso y lamentable de los cargueros parece ser la cosa más fácil y simplista que Pompeo y otros estadistas de EEUU pueden hacer», criticó.

Musaví subrayó que los hechos se produjeron cuando el primer ministro japonés, Shinzo Abe, se encontraba en la capital iraní para rebajar las tensiones entre Irán y EEUU. «¿Qué manos clandestinas han estado trabajando para socavar esos esfuerzos?», se preguntó Musavi. «Abe estaba reunido con el líder Supremo iraní, el ayatolá Ali Jameneí, cuando llegó la noticia de los ataques, Jamenei le había dejado claro a Abe que no negociaría con EEUU y que no tenía ningún mensaje para el presidente Donald Trump», aseguró.