Irán anunció ayer que incrementará su capacidad para enriquecer uranio dentro de los límites establecidos en el acuerdo que firmó con seis potencias mundiales en el 2015, en Viena, sobre su programa nuclear. Paralelamente, ha iniciado los preparativos para construir centrifugadoras avanzadas en su gran planta de Natanz. La noticia provocó cierta inquietud entre los países europeos que intentan salvar el pacto del que se retiró EEUU el pasado 8 de mayo. Francia, Alemania y Reino Unido reciben estos días fuertes presiones del primer ministro israelí, Binyamin Netanyahu, que se encuentra de gira por Europa y pretende que París, Berlín y Londres abandonen también el acuerdo nuclear. Un portavoz de la Comisión Europea se limitó a señalar que la UE «estudia» la decisión iraní.

El vicepresidente iraní, Ali Akbar Salehi, informó el lunes por carta al Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) del «inicio de ciertas actividades» para aumentar el enriquecimiento de uranio, según la agencia iraní Fars. «Si las condiciones lo permiten, quizá mañana (por ayer martes), en Natanz (donde está una de las centrales nucleares), podamos declarar la apertura del centro de producción de nuevas centrifugadoras», señaló Salehi.

El OIEA confirmó que había recibido un mensaje en el que Salehi explicaba que existía «un programa provisional para empezar la producción de UF6», en referencia al hexafluoruro de uranio que alimenta las centrifugadoras. Según el pacto nuclear, Irán puede enriquecer uranio hasta el 3.67%, muy lejos del 90% necesario para producir una bomba atómica. «Lo que hacemos no viola el acuerdo. Estos pasos no significan que las negociaciones (con Europa) hayan fracasado», agregó Salehi en referencia al diálogo que Teherán mantiene con la UE, Alemania, Francia y Reino Unido para salvar el acuerdo. También ha llevado a cabo consultas con los otros dos firmantes que respectan el pacto, Rusia y China, para estudiar si sus intereses se ven garantizados.

El enriquecimiento de uranio permite obtener combustible para las centrales nucleares que producen electricidad y puede tener otras aplicaciones de uso civil. Pero altamente enriquecido y en cantidad suficiente, puede permitir la fabricación de una bomba atómica. EEUU e Israel acusan a Teherán de perseguir este objetivo, aunque los iranís aseguran que su programa nuclear tiene solo fines civiles y pacíficos.

El acuerdo del 2015 permitió romper el aislamiento de Irán y amortiguar el daño que las sanciones internacionales habían causado a su economía a cambio de que no fabricara armas nucleares. Teherán aceptó este compromiso y rendir cuentas al OIEA, que hasta ahora ha certificado que los iraníes han cumplido sus promesas.

SANCIONES / La retirada de EEUU del acuerdo con la llegada de Donald Trump a la presidencia y el restablecimiento de sanciones contra Irán por parte de Washington amenaza con hundir el pacto. La decisión de Trump se está traduciendo en la salida de empresas extranjeras de Irán. El lunes, el grupo automovilístico francés PSA anunció que prepara su retirada del mercado iraní para «adecuarse a la ley estadounidense».

La salida de la compañía, cuyas marcas Peugeot y Citroën tenían filiales en Irán, se efectuará de aquí al 6 de agosto, cuando vuelvan a imponerse las sanciones a las compras de billetes de dólares estadounidenses por parte de Teherán, a la adquisición de deuda iraní y al comercio de oro y otros metales preciosos.

A partir del 6 de noviembre se reanudarán las restricciones a la compra de petróleo y productos petroquímicos iranís, a las operaciones con puertos y empresas marítimas iranís y a las transacciones de instituciones financieras con el Banco Central de Irán.

También el lunes, el líder supremo iraní, el ayatolá Ali Jameneí, advirtió a los europeos de que no aceptará «jamás» más sanciones. Los europeos quieren discutir ya con Teherán un acuerdo para después del 2025, cuando caducan algunas cláusulas del pacto actual.