Irán ha entregado misiles balísticos a sus aliados chiís en Irak que podrían alcanzar Riad, la capital de Arabia Saudí, o Israel, y está desarrollando capacidad para fabricar más proyectiles en suelo iraquí, una medida que acrecentará aún más la tensión entre Teherán y Washington. El régimen de los ayatolás pretende así disuadir a sus enemigos en Oriente Próximo de que ataquen sus intereses regionales, además de reforzarse para luchar contra ellos. Estas medidas han ayudado a los grupos chiís de Irak a empezar a ser autónomos.

«La lógica era tener un plan alternativo si atacaban Irán. El número de misiles no es alto, solo son dos docenas, pero se puede aumentar si es necesario», dijo un responsable iraní a Reuters. Otra fuente señaló que «parece que Irán ha convertido a Irak en su base de misiles». Irán había dicho hasta ahora que sus actividades con misiles balísticos tenían un objetivo puramente defensivo.

Cualquier señal de que Irán está practicando una política militar más agresiva en Irak exacerbará las tensiones entre Teherán y Washington, ya intensificadas por la decisión del presidente estadounidense, Donald Trump, de retirar a EEUU del acuerdo sobre el programa nuclear iraní que su país y otras cinco potencias mundiales -Francia, Gran Bretaña, Alemania, China y Rusia- firmaron en el 2015 con Irán. Los misiles de corto alcance qutienen un rango de entre 200 y 700 kms. Si se colocaran en el sur o en el oeste de Irak podrían alcanzar Arabia Saudita, e Israel.