Uno de los líderes del ala militar de Hamás en Siria, Ezedín Esheij Jalil, de 42 años, perdió la vida ayer al estallar una bomba lapa que había sido adosada a su todoterreno. La explosión se produjo cuando Jalil arrancó el vehículo en un barrio de Damasco. Nadie tuvo dudas sobre la autoría del atentado. Tanto el grupo integrista como el Gobierno sirio acusaron inmediatamente al espionaje israelí del asesinato.

Fuentes de la seguridad israelí confirmaron a la edición electrónica del diario Haaretz que el Gobierno de Ariel Sharon fue el responsable de este asesinato. El Ejecutivo israelí no se pronunció oficialmente, pero el ministro de Seguridad Interior, Gideon Ezra, mostró su satisfacción por la muerte del líder palestino.

PROMESA DE TEL-AVIV Tras los atentados contra dos autobuses en la ciudad israelí de Bersavé, que causaron 16 muertos a finales de agosto, las autoridades israelís prometieron golpear a los dirigentes de Hamas "donde quiera que se encuentren".

Jalil fue uno de los buques insignia de los líderes de la resistencia durante la primera Intifada palestina (1987-1993). El entonces primer ministro, Isaac Rabin, ordenó su deportación al Líbano, junto a otros 424 activistas palestinos, en 1992.

Uno de los dirigentes de la organización en Gaza, Muhamad Nazel, acusó a Israel de practicar el "terrorismo de Estado", mientras que las Brigadas Ezedín al Qasam, brazo armado de Hamás, amenazaron con atacar a los israelís en el extranjero. Sin embargo, un portavoz de Hamás en Beirut negó que se hubiera tomado una decisión en este sentido.

El ataque se produjo tras la advertencia del ministro de Defensa israelí, Saúl Mofaz, quien hace tres semanas señaló a Siria y dijo que "la creciente participación de organizaciones terroristas externas tendrá consecuencias". El asesinato se produce también en un contexto de presión sobre Siria. Hace dos semanas, una resolución de la ONU auspiciada por EEUU conminó a Damasco a poner fin a la dominación política y militar del vecino Líbano.

De confirmarse la autoría israelí del atentado, se trataría de la segunda operación armada de Israel en territorio sirio después de que el 6 de octubre del 2003 la aviación israelí bombardeara lo que aseguró era un campamento de entrenamiento de la Yihad Islámica a unos 50 kilómetros de Damasco, lo que fue tajantemente negado por el Gobierno sirio.

PLAN DE EVACUACION DE GAZA Entretanto, en la esfera política, el Ministerio de Justicia israelí presentó ayer a la ciudadanía el anteproyecto de ley para la evacuación de Gaza. El objetivo es que los israelís presenten sus comentarios antes de que sea votado en el Parlamento en noviembre. El texto publicado incluye 150 cláusulas de cómo se llevará a cabo la retirada --cuyo coste se estima en 545,5 millones de euros (más de 90.000 millones de pesetas)-- y las compensaciones económicas que recibirán los colonos. Un 50% de ellos, sin embargo, se niegan incluso a discutir el plan y confían en que no se lleve a término.