Un total de 1.164 palestinos sin hogar y 88 casas demolidas. Esta es, según la agencia de la ONU de Ayuda a los Refugiados Palestinos (UNRWA), la huella de la destrucción llevada a cabo por el Ejército israelí en el sur de la franja de Gaza desde el viernes y que siguió ayer con pasmosa precisión.

Por segundo día, las excavadoras continuaron destruyendo casas del corredor Filadelfia, entre Egipto y Gaza, bajo el argumento del máximo responsable del Ejército, Moshe Yaalon, de que las demoliciones son necesarias para "aumentar las medidas de seguridad". Testigos presentes en Rafah describieron la destrucción causada como la de un "gran terremoto". A última hora de la noche, el Tribunal Supremo de Israel ordenó la detención temporal de las demoliciones en Gaza.

FAMILIAS DE 13 MIEMBROS Las demoliciones, ilegales de acuerdo a las leyes internacionales porque son un castigo colectivo a la población civil, dejan sin hogar a familias enteras de unos 13 miembros de media. Los desahuciados son acogidos por familiares, a menudo también en difícil situación económica.

Más de 150.000 manifestantes de la izquierda israelí y de movimientos pacifistas se concentraron anoche en Tel-Aviv.